Esta es una simple reflexión que sin duda hará reflexionar mucho a muchos (valga la redundancia).
Una
persona acaba de morir. Al darse cuenta, mira a su alrededor y ve acercarse a
alguien que no reconoce, no sabe quién es.
Trae
una maleta. Lo mira y dice:
Bueno
amigo, es la hora, tenemos que irnos.
Asombrado
le pregunta: ¡Ya... tan pronto! Tenía muchos planes...
Lo
siento, pero es momento de partir.
¿Qué
traes en la maleta?
Tus
pertenencias.
¿Mis
pertenencias? ¿Son mis cosas, mi dinero, mi ropa?
No.
Las cosas materiales nunca te han pertenecido, eran de la Tierra.
¿Traes
mis recuerdos?
Tampoco,
esos ya no vienen contigo, no te pertenecen, eran del Tiempo.
¿Traes
mis talentos?
Lo
siento pero esos no te pertenecen, eran momentáneos, eran de las circunstancias
de la vida que acabas de dejar.
¿Traes
a mi familia, a mis amigos?
No.
Ellos no te pertenecen, te acompañaron en el camino.
¿Traes
a mi cuerpo?
Tu
cuerpo tampoco era tuyo, pertenece a la Tierra y a los elementos.
¿Entonces,
traes mi Alma?
No.
Tu Alma no te pertenece, es del Universo.
Desesperado,
le arrebata la maleta, la abre y comprueba que está vacía.
Llorando
le pregunta: ¿Es que nunca he tenido nada?
Sí,
si has tenido. Cada uno de los momentos que has vivido fueron sólo tuyos.
La
vida se compone de multitud de momentos que podemos hacerlos nuestros.
Cada
segundo has tenido la oportunidad de crear todo aquello que has decidido crear
pero, que nada de lo que crees que te pertenece, te detenga. VIVE EL AHORA.
Es
lo único que siempre tendremos, el eterno AHORA.
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