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sábado, 1 de marzo de 2025

NUNCA TE COMPARES A LOS DEMAS

Si te comparas a los demás, debes saber que no estás solo. Los filósofos griegos Platón y Aristóteles reflexionaron sobre este mismo tema hace dos mil años.

Parece que nuestro deseo de compararnos con los demás está profundamente arraigado en la naturaleza humana. No podemos evitar observar a quienes nos rodean y hacer juicios al respecto.

Una querida amiga que ha tenido un par de años verdaderamente malos me dijo recientemente: "¿Por qué mi vida es tan horrible y veo a algunas personas tener vidas tan felices y fáciles?"

Por supuesto, le aseguré que una mayoría de personan tienen episodios terribles en sus vidas. Pero tiene razón, algunos parecen tener suerte, pero hay muchos otros que, como ella, tienen vidas difíciles. Lo que a menudo se pasa por alto cuando vemos que esto se desarrolla en las vidas de quienes nos rodean es la evolución espiritual y el karma de un individuo.

Todos evolucionamos espiritualmente y nos encontramos en diferentes puntos de un mismo viaje. Algunas almas altamente evolucionadas eligen deliberadamente vidas duras y difíciles en las que encarnar. ¿Cómo puedes compararte con los demás si solo ves una fracción del panorama cósmico más amplio? No tienes idea del karma que están atravesando otras personas ni de lo que están aquí para aprender y afrontar.

Otro punto que debemos recordar es que nunca sabemos realmente qué está pasando tras la puerta cerrada de la vida de otra persona. Hemos tenido amigos que parecían tener el matrimonio más feliz del mundo y han confesado que todo era una farsa. Hemos tenido amigos que parecían gozar de una maravillosa felicidad, para acabar admitiendo tener problemas de salud mental e incluso depresión. Así que uno nunca se sabe.

Nadie está exento de los desafíos de la vida y todos experimentamos muchas dificultades. Desde la muerte de un ser querido, la enfermedad y el desamor, hasta los altibajos de las carreras profesionales, las relaciones y las familias. Todos sufrimos inseguridades, preocupaciones, culpa, estrés y ansiedad. Todos tenemos que afrontar el desvanecimiento de nuestra juventud y el envejecimiento de nuestros cuerpos. Al final, todos tenemos que afrontar nuestra propia mortalidad. Y no olvidemos la paternidad. Cualquiera que tenga hijos sabe que tenerlos te lleva al límite de la paciencia y la cordura (incluso cuando no podríamos vivir sin ellos!). Nadie tiene una vida feliz y fácil a la hora de criar hijos.

La vida perfecta no existe. Además, nadie dijo que la vida nos iba a hacer felices. Simplemente la perfección en la vida no existe y si te alejas de lo que CREES que ves y consideras los temas principales que recorren todas nuestras vidas, las cosas cambian rápidamente. Lo más importante en todo esto es uno mismo. Puedes recordar cuándo fue la última vez que honraste quién eres?? Cuando lo hiciste realmente??

No hay nadie como tú en todo el universo. Eres único y todo lo que te rodea, desde tus huellas dactilares, ADN, personalidad y experiencias de vida hasta tu karma y tu espíritu maravilloso, te hace serlo. Cuando realmente conectas con esta verdad y aceptas este concepto, compararte con otra persona parece bastante inútil.

Desde un punto de vista universal, estás aquí por un propósito con dones que solo tú aportas a este mundo. Tienes un papel único que cumplir. Para la mayoría de nosotros, eso significa que la vida va a ser todo un desafío, que tendrás que experimentar pruebas y tribulaciones y que aprenderás lecciones. Todo esto está diseñado para ofrecerte la oportunidad de crecer y evolucionar espiritualmente.

Si puedes empezar a verte a ti mismo como un ser atemporal en un cuerpo limitado por el tiempo, si puedes aceptar la totalidad de quién eres, entonces realmente puedes empezar a explorar los reinos internos de tu esencia espiritual y conectar con tu sabiduría inherente. Es aquí donde te darás cuenta de que a tu alma no le preocupa cómo te comparas con los demás o que alguien tenga una posesión que desearías poder comprar. Tu alma brilla porque ES y nada más importa.

Toda comparación y envidia desaparecen cuando te sientas en comunión tranquila y consciente con tu alma. Y todo lo que necesitas hacer para empezar a trabajar en esta conexión es mantenerte en el silencio. Meditar también ayuda pero no es imprescindible. Abre la puerta de la curiosidad y lee libros que te inspiren y despierten. (Cuidado que hay mucha paja) Haz todo lo que te inspire a mirar hacia tu interior.

Cuando conectas con tu alma te anclas en un punto de referencia cósmico interno, sólido y arraigado. Es un lugar de auto-aceptación y paz interior donde puedes encontrar tu sentido de pertenencia en el universo. Todo esto hace que la envidia en las redes sociales sea bastante ridícula.

Así que abrázate con amor y amabilidad, y entiende que, aunque eres un trabajo en progreso, también eres una expresión divina de la vida. Así que concentra tu energía en esa conexión interna en lugar de juzgarte y compararte a los demás. Y cuando mires a quienes te rodean, nunca olvides que todos somos hijos del mismo universo y hacemos lo mejor que podemos y sabemos.

 


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