Si te comparas a los demás, debes saber que no estás solo. Los filósofos griegos Platón y Aristóteles reflexionaron sobre este mismo tema hace dos mil años.
Parece que
nuestro deseo de compararnos con los demás está profundamente arraigado en la
naturaleza humana. No podemos evitar observar a quienes nos rodean y hacer
juicios al respecto.
Una
querida amiga que ha tenido un par de años verdaderamente malos me dijo
recientemente: "¿Por qué mi vida es tan horrible y veo a algunas personas
tener vidas tan felices y fáciles?"
Por
supuesto, le aseguré que una mayoría de personan tienen episodios terribles en sus
vidas. Pero tiene razón, algunos parecen tener suerte, pero hay muchos otros
que, como ella, tienen vidas difíciles. Lo que a menudo se pasa por alto cuando
vemos que esto se desarrolla en las vidas de quienes nos rodean es la evolución
espiritual y el karma de un individuo.
Todos
evolucionamos espiritualmente y nos encontramos en diferentes puntos de un
mismo viaje. Algunas almas altamente evolucionadas eligen deliberadamente vidas
duras y difíciles en las que encarnar. ¿Cómo puedes compararte con los demás si
solo ves una fracción del panorama cósmico más amplio? No tienes idea del karma
que están atravesando otras personas ni de lo que están aquí para aprender y
afrontar.
Otro punto
que debemos recordar es que nunca sabemos realmente qué está pasando tras la
puerta cerrada de la vida de otra persona. Hemos tenido amigos que parecían
tener el matrimonio más feliz del mundo y han confesado que todo era una farsa.
Hemos tenido amigos que parecían gozar de una maravillosa felicidad, para
acabar admitiendo tener problemas de salud mental e incluso depresión. Así que
uno nunca se sabe.
Nadie está
exento de los desafíos de la vida y todos experimentamos muchas dificultades.
Desde la muerte de un ser querido, la enfermedad y el desamor, hasta los
altibajos de las carreras profesionales, las relaciones y las familias. Todos
sufrimos inseguridades, preocupaciones, culpa, estrés y ansiedad. Todos tenemos
que afrontar el desvanecimiento de nuestra juventud y el envejecimiento de
nuestros cuerpos. Al final, todos tenemos que afrontar nuestra propia
mortalidad. Y no olvidemos la paternidad. Cualquiera que tenga hijos sabe que
tenerlos te lleva al límite de la paciencia y la cordura (incluso cuando no
podríamos vivir sin ellos!). Nadie tiene una vida feliz y fácil a la hora de
criar hijos.
La vida
perfecta no existe. Además, nadie dijo que la vida nos iba a hacer felices.
Simplemente la perfección en la vida no existe y si te alejas de lo que CREES
que ves y consideras los temas principales que recorren todas nuestras vidas, las
cosas cambian rápidamente. Lo más importante en todo esto es uno mismo. Puedes
recordar cuándo fue la última vez que honraste quién eres?? Cuando lo hiciste
realmente??
No hay
nadie como tú en todo el universo. Eres único y todo lo que te rodea, desde tus
huellas dactilares, ADN, personalidad y experiencias de vida hasta tu karma y
tu espíritu maravilloso, te hace serlo. Cuando realmente conectas con esta
verdad y aceptas este concepto, compararte con otra persona parece bastante
inútil.
Desde un
punto de vista universal, estás aquí por un propósito con dones que solo tú
aportas a este mundo. Tienes un papel único que cumplir. Para la mayoría de
nosotros, eso significa que la vida va a ser todo un desafío, que tendrás que
experimentar pruebas y tribulaciones y que aprenderás lecciones. Todo esto está
diseñado para ofrecerte la oportunidad de crecer y evolucionar espiritualmente.
Si puedes
empezar a verte a ti mismo como un ser atemporal en un cuerpo limitado por el
tiempo, si puedes aceptar la totalidad de quién eres, entonces realmente puedes
empezar a explorar los reinos internos de tu esencia espiritual y conectar con
tu sabiduría inherente. Es aquí donde te darás cuenta de que a tu alma no le
preocupa cómo te comparas con los demás o que alguien tenga una posesión que
desearías poder comprar. Tu alma brilla porque ES y nada más importa.
Toda
comparación y envidia desaparecen cuando te sientas en comunión tranquila y
consciente con tu alma. Y todo lo que necesitas hacer para empezar a trabajar
en esta conexión es mantenerte en el silencio. Meditar también ayuda pero no es
imprescindible. Abre la puerta de la curiosidad y lee libros que te inspiren y
despierten. (Cuidado que hay mucha paja) Haz todo lo que te inspire a mirar
hacia tu interior.
Cuando conectas
con tu alma te anclas en un punto de referencia cósmico interno, sólido y
arraigado. Es un lugar de auto-aceptación y paz interior donde puedes encontrar
tu sentido de pertenencia en el universo. Todo esto hace que la envidia en las
redes sociales sea bastante ridícula.
Así que
abrázate con amor y amabilidad, y entiende que, aunque eres un trabajo en
progreso, también eres una expresión divina de la vida. Así que concentra tu
energía en esa conexión interna en lugar de juzgarte y compararte a los demás.
Y cuando mires a quienes te rodean, nunca olvides que todos somos hijos del
mismo universo y hacemos lo mejor que podemos y sabemos.

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