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martes, 22 de septiembre de 2020

LA LATIFA – ORACION SUFI QUE REVELA EL YO SUPERIOR

La Latifa es una antigua oración sufí que nos conecta con la esencia de nuestro ser. Nos acerca a nuestro Ser Superior y es una gran ayuda para descubrir lo que realmente nos mueve.

Su belleza radica en su sencillez y la combinación de palabras con un movimiento de las manos sobre el cuerpo, ya que cada línea está conectada con una parte específica del cuerpo.

La oración también podría verse como una meditación guiada. Está relacionado con el sistema lata'if de la psicología sufí. En la rama mística del Islam generalmente se distinguen seis lata'if o centros sutiles de percepción, comparables a los chakras en la espiritualidad india y aprendidos desde hace muchos años por la sociedad occidental.

Despertar o activar estos órganos psico-espirituales es parte del desarrollo espiritual de un sufí.

El Camino del Amor

El sufismo es un camino de amor. La relación entre el buscador espiritual y Dios a menudo se describe como una relación entre el amante y el amado. Orar por Latifa es una de las muchas formas en que uno puede acercarse a lo Divino, que en última instancia se encuentra en nuestros propios corazones.

El verdadero conocimiento de Dios se obtiene cuando el amante entra en contacto con el amado a través de la comunión secreta con Él. (dicho sufí tradicional)

La oración de la Latifa solía ser un secreto revelado solo a los iniciados. Y esto era así porque se trata de una oración muy poderosa. También porque los sufíes creen en la transmisión de la sabiduría de corazón a corazón. La relación maestro-discípulo está en el centro de esta tradición.

En nuestros días, esta poderosa oración es ahora accesible para todos los seres humanos y siempre para su mayor beneficio. Parece que haya algo mágico en esas líneas básicas, ya que nos atrapan de inmediato y tienen un efecto profundamente transformador.

Después de enfrentarse a sus deseos, esperanzas y miedos, uno se siente estimulado a dejarse llevar, a encontrar la paz, la confianza y a aceptarse tal como es.

Rezando la Latifa

En esta meditación, la mano izquierda va a guiar a la derecha. La mano derecha representa la acción, la mano izquierda representa el recibir. Léela primero unas cuantas veces y no te abrumes porque ya verás que no tiene dificultad. Quizás sería una buena idea grabarla en tu teléfono móvil/celular y así podrías estar más relajado. Lo dejo a tu elección.

Vamos a comenzar:

Ahora toma un momento y ponte cómodo. Puedes sentarte o tumbarte sin dormirte. Asegúrate de que nadie te moleste. Si lo deseas también puedes realizar el ejercicio en la naturaleza, siempre que estés solo.

Si estas en casa, puedes prender una vela o incienso.

Ahora coloca tus manos en el regazo, cierra los ojos y mira hacia dentro, enfocándote en tu respiración un momento.

Inhala y exhala profundamente varias veces. Cuando te sientas preparado para comenzar, empieza a mover la mano derecha hacia el lado izquierdo de la cintura. Coloca la mano izquierda sobre el costado y di: Yo existo.

Estás existiendo en este mismo momento. Hubo un tiempo en que no estabas aquí. Habrá un momento en el que ya no estarás aquí. Pero aquí y ahora existes. Observa cómo te sientes. Fíjate bien en quién es el "yo" que está presente ahora.

Ahora mueve tus manos (la mano izquierda guiando a la derecha) hacia el lado derecho de tu cintura. Centra tu atención en esta parte de tu cuerpo, mientras dices: Yo deseo.

¿Qué es lo que realmente deseas? Quizás no sea lo que esperabas. No es lo que tu mente te dice que desees. ¿Qué emociones o pensamientos pertenecen a esos deseos? Intenta no juzgar. Simplemente observa lo que sucede y permite que suceda.

A continuación, mueve ambas manos hacia el lado izquierdo de tu pecho, a la altura de tu pulmón izquierdo, mientras dices las palabras: Yo espero.

¿Notas la diferencia? ¿Cómo sientes la esperanza? No importa cuán difícil sea el camino que estás recorriendo, siempre puedes recuperar la esperanza. Incluso si todo parece ir mal ahora mismo. La esperanza te dará el poder para continuar porque puede llegar un día en que tus deseos se cumplan.

Ahora mueve sus manos hacia el lado derecho de tu pecho, sobre tu pulmón derecho. ¿Cómo sientes esta parte del cuerpo? Ahora di: Yo creo y confío.

La confianza se deriva de la esperanza, aunque la esperanza todavía puede estar llena de incertidumbre. Con confianza dejas ir esas incertidumbres y te rindes a un poder superior o como prefieras llamarlo. Tal vez la fuerza vital, tal vez tu Yo superior, tal vez confíes en ti mismo. ¿En qué crees?

A continuación, coloca ambas manos en tu garganta. La garganta es una parte vulnerable del cuerpo, necesaria para respirar y comer, para emitir sonidos, para comunicarse. Siente cómo las cosas literalmente caen de tus hombros, cómo desaparece el nudo en la garganta, mientras dices las palabras: Yo suelto.

Todos estos deseos y esperanzas, los miedos que te acompañan, tus deseos más profundos, puedes dejarlos ir todos en este momento. De la confianza se pasa a una confianza aún mayor. No hay necesidad de preocuparse. Déjalo ir y solo sé tu mismo. Cuando lo sueltas todo solo queda una cosa.

Ahora mueve ambas manos hasta el centro de tu pecho mientras dices: Yo amo.

Siente tu amor. Deja que fluya a través de ti, amas y eres amado. Es la corriente más profunda de nuestra existencia. Qué amas? ¿Quién es tu amor? Siente cómo este poder irradia desde tu ser y abarca todo lo que te rodea.

Ahora estás listo para reafirmar tu lugar en el mundo. Coloca ambas manos justo por encima de tu ombligo, el lugar donde reside el plexo solar, la parte del cuerpo que refleja nuestro lugar en el mundo material. Y pronuncia la última parte de la oración: Yo estoy preparado.

Con este poderoso cierre confirmas tu propia existencia. Es una profunda aceptación y voluntad de afrontar la vida tal y como se te presenta, única en cada momento. Estar preparado también es estar preparado para volver al mundo después de la oración.

¿Cómo te sientes hacia ti? ¿Qué es lo que estás dispuesto a hacer? Escucha profundamente la voz de tu corazón. Sabes que tienes el poder, la fuerza, el coraje y todo el amor que necesitas.

Puedes rezar la Latifa en cualquier momento que desees, y no tengas ninguna duda que te ayudará a arraigarte profundamente en el aquí y ahora.


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