La
Latifa es una antigua oración sufí que nos conecta con la esencia de nuestro
ser. Nos acerca a nuestro Ser Superior y es una gran ayuda para descubrir lo
que realmente nos mueve.
Su
belleza radica en su sencillez y la combinación de palabras con un movimiento
de las manos sobre el cuerpo, ya que cada línea está conectada con una parte
específica del cuerpo.
La
oración también podría verse como una meditación guiada. Está relacionado con
el sistema lata'if de la psicología sufí. En la rama mística del Islam generalmente
se distinguen seis lata'if o centros sutiles de percepción, comparables a los
chakras en la espiritualidad india y aprendidos desde hace muchos años por la
sociedad occidental.
Despertar
o activar estos órganos psico-espirituales es parte del desarrollo espiritual
de un sufí.
El Camino del Amor
El
sufismo es un camino de amor. La relación entre el buscador espiritual y Dios a
menudo se describe como una relación entre el amante y el amado. Orar por
Latifa es una de las muchas formas en que uno puede acercarse a lo Divino, que
en última instancia se encuentra en nuestros propios corazones.
El verdadero conocimiento de Dios se obtiene
cuando el amante entra en contacto con el amado a través de la comunión secreta
con Él. (dicho sufí tradicional)
La
oración de la Latifa solía ser un secreto revelado solo a los iniciados. Y esto
era así porque se trata de una oración muy poderosa. También porque los sufíes
creen en la transmisión de la sabiduría de corazón a corazón. La relación
maestro-discípulo está en el centro de esta tradición.
En
nuestros días, esta poderosa oración es ahora accesible para todos los seres
humanos y siempre para su mayor beneficio. Parece que haya algo mágico en esas
líneas básicas, ya que nos atrapan de inmediato y tienen un efecto
profundamente transformador.
Después
de enfrentarse a sus deseos, esperanzas y miedos, uno se siente estimulado a
dejarse llevar, a encontrar la paz, la confianza y a aceptarse tal como es.
Rezando la Latifa
En
esta meditación, la mano izquierda va a guiar a la derecha. La mano derecha representa
la acción, la mano izquierda representa el recibir. Léela primero unas cuantas
veces y no te abrumes porque ya verás que no tiene dificultad. Quizás sería una
buena idea grabarla en tu teléfono móvil/celular y así podrías estar más relajado.
Lo dejo a tu elección.
Vamos
a comenzar:
Ahora
toma un momento y ponte cómodo. Puedes sentarte o tumbarte sin dormirte. Asegúrate
de que nadie te moleste. Si lo deseas también puedes realizar el ejercicio en
la naturaleza, siempre que estés solo.
Si
estas en casa, puedes prender una vela o incienso.
Ahora
coloca tus manos en el regazo, cierra los ojos y mira hacia dentro, enfocándote
en tu respiración un momento.
Inhala
y exhala profundamente varias veces. Cuando te sientas preparado para comenzar,
empieza a mover la mano derecha hacia el lado izquierdo de la cintura. Coloca la
mano izquierda sobre el costado y di: Yo existo.
Estás
existiendo en este mismo momento. Hubo un tiempo en que no estabas aquí. Habrá
un momento en el que ya no estarás aquí. Pero aquí y ahora existes. Observa cómo
te sientes. Fíjate bien en quién es el "yo" que está presente ahora.
Ahora
mueve tus manos (la mano izquierda guiando a la derecha) hacia el lado derecho
de tu cintura. Centra tu atención en esta parte de tu cuerpo, mientras dices: Yo
deseo.
¿Qué
es lo que realmente deseas? Quizás no sea lo que esperabas. No es lo que tu mente
te dice que desees. ¿Qué emociones o pensamientos pertenecen a esos deseos? Intenta
no juzgar. Simplemente observa lo que sucede y permite que suceda.
A continuación,
mueve ambas manos hacia el lado izquierdo de tu pecho, a la altura de tu pulmón
izquierdo, mientras dices las palabras: Yo espero.
¿Notas
la diferencia? ¿Cómo sientes la esperanza? No importa cuán difícil sea el
camino que estás recorriendo, siempre puedes recuperar la esperanza. Incluso si
todo parece ir mal ahora mismo. La esperanza te dará el poder para continuar
porque puede llegar un día en que tus deseos se cumplan.
Ahora
mueve sus manos hacia el lado derecho de tu pecho, sobre tu pulmón derecho.
¿Cómo sientes esta parte del cuerpo? Ahora di: Yo creo y confío.
La
confianza se deriva de la esperanza, aunque la esperanza todavía puede estar
llena de incertidumbre. Con confianza dejas ir esas incertidumbres y te rindes
a un poder superior o como prefieras llamarlo. Tal vez la fuerza vital, tal vez
tu Yo superior, tal vez confíes en ti mismo. ¿En qué crees?
A continuación,
coloca ambas manos en tu garganta. La garganta es una parte vulnerable del
cuerpo, necesaria para respirar y comer, para emitir sonidos, para comunicarse.
Siente cómo las cosas literalmente caen de tus hombros, cómo desaparece el nudo
en la garganta, mientras dices las palabras: Yo suelto.
Todos
estos deseos y esperanzas, los miedos que te acompañan, tus deseos más
profundos, puedes dejarlos ir todos en este momento. De la confianza se pasa a
una confianza aún mayor. No hay necesidad de preocuparse. Déjalo ir y solo sé
tu mismo. Cuando lo sueltas todo solo queda una cosa.
Ahora
mueve ambas manos hasta el centro de tu pecho mientras dices: Yo amo.
Siente
tu amor. Deja que fluya a través de ti, amas y eres amado. Es la corriente más
profunda de nuestra existencia. Qué amas? ¿Quién es tu amor? Siente cómo este
poder irradia desde tu ser y abarca todo lo que te rodea.
Ahora
estás listo para reafirmar tu lugar en el mundo. Coloca ambas manos justo por encima
de tu ombligo, el lugar donde reside el plexo solar, la parte del cuerpo que
refleja nuestro lugar en el mundo material. Y pronuncia la última parte de la
oración: Yo estoy preparado.
Con
este poderoso cierre confirmas tu propia existencia. Es una profunda aceptación
y voluntad de afrontar la vida tal y como se te presenta, única en cada momento.
Estar preparado también es estar preparado para volver al mundo después de la
oración.
¿Cómo
te sientes hacia ti? ¿Qué es lo que estás dispuesto a hacer? Escucha
profundamente la voz de tu corazón. Sabes que tienes el poder, la fuerza, el
coraje y todo el amor que necesitas.
Puedes
rezar la Latifa en cualquier momento que desees, y no tengas ninguna duda que te
ayudará a arraigarte profundamente en el aquí y ahora.
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