Yo no soy...
No soy la historia de mi vida, la mente, el cuerpo, las sensaciones, las
experiencias de dolor o de placer, el esfuerzo, el éxito o el fracaso. Yo no
soy la soledad, la tranquilidad, la frustración o la compasión. Yo no soy
tampoco lo que pienso que es mi propósito, la búsqueda, el hallazgo, ni nada de
lo que se llama una experiencia espiritual.
Cuando no
sé lo que soy santifico estas experiencias, tomo propiedad de ellas y les doy
un gran significado. Creo que significan algo que, una vez comprendido, me
proporcionará respuestas y fórmulas. Pero estas experiencias son solo la
consciencia ocultándose y revelándose a sí misma a fin de ser reconocida. Cuando
sé «lo que» soy, descubro que yo no soy existencia; yo soy la presencia que
permite que la existencia sea. La existencia puede florecer en esa presencia o
reflejar mi sentido de separación.
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