Esta es una forma de adivinación muy antigua que con los años ha caído en desuso, a pesar de su demostrada utilidad y sencillez. Dadle una oportunidad.
Cuando una persona desea comunicar directamente
con el mundo del espíritu o necesita una respuesta para resolver un
conflicto o preocupación, puede utilizar un diccionario completo o un libro importante como por ejemplo la Biblia o similar para encontrar las
respuestas que se buscan.
Para ello se debe elegir o adquirir un libro o diccionario lo más completo posible que solo se utilizará para este tipo de adivinación.
En este ejercicio, lo más importante es mantenerse enfocado, con la mente
abierta y relajado al mismo tiempo.
Existen dos variantes de este método de adivinación y cualquiera de ellas funciona bien. Huelga decir que antes de iniciar cualquier tipo de mancia es preciso conceder un respiro tanto a nuestro cuerpo como a nuestra mente, y esto lo haremos relajándonos a través de una breve meditación que nos preparará para profundizar en la consciencia y obtener así las mejores respuestas.
La primera forma de trabajo consiste en pensar en aquello que nos inquieta o preocupa, en este caso no sería necesario formular una pregunta aunque si se desea se puede hacer perfectamente, abrir a continuación el libro o diccionario y comenzar a leer allí donde nuestra vista haya caído. De este modo, las primeras palabras que veamos serán nuestra respuesta o consejo. El I-Ching, por ejemplo, sería una forma más compleja de este método, que utiliza monedas o tallos de milenrama para seleccionar mejor el texto, de lo contrario, creían que era demasiado probable que un libro se abriera por un pasaje de lectura frecuente.
La segunda forma en la que vamos a profundizar, ya que quizás es la más común en nuestros días, es formular una pregunta en voz alta como por ejemplo: ¿Voy a cambiar de trabajo pronto? o ¿Qué debo hacer con mi molesta suegra?
Una vez verbalizada la pregunta, cerramos los ojos y sin prisa pasamos las páginas del libro o diccionario con el
pulgar de la mano dominante, y nos paramos al azar en una de las páginas. Podemos pasar las hojas tantas veces como queramos antes de detenernos
en una de ellas.
A continuación, y sin abrir los ojos, señalamos con el dedo en un punto de la hoja elegida y miramos la palabra en la que hemos
aterrizado. Si esa palabra no tiene ningún sentido sobre lo que hemos
preguntado, entonces se mira la línea de arriba o la de abajo. Si aun así no
encontramos sentido, volvemos a pasar las páginas con ayuda del dedo pulgar hasta
encontrar la palabra que nos ofrezca una respuesta coherente.
Las respuestas pueden ser tan obvias como
"Un trabajo aguarda", o incluso podemos caer inmediatamente en
la palabra "suegra".
Continuaremos realizando más preguntas
relacionadas con nuestra consulta inicial hasta que estemos plenamente
satisfechos con las respuestas obtenidas.
Una vez me contaron que una chica muy joven una
vez preguntó al diccionario el nombre de la persona con la que se casaría y,
después de algunos intentos, acabó señalando el nombre de Ernesto. Eventualmente,
se casó con un Joaquín pero, después de divorciarse trece años después, se acabó
casando efectivamente con un Ernesto.
Como veis, no existe un tiempo establecido en las
predicciones del libro o diccionario, al igual que sucede en casi todas las mancias, a no ser
que se pregunte directamente por un periodo específico.
La adivinación por el diccionario es también una forma de contacto con los seres queridos fallecidos. A través del diccionario o libro de adivinación conseguiremos una conexión con el mundo del espíritu, aunque ésta dependerá siempre del nivel de profundidad o vibración alcanzado en ese momento, de ahí que vuelva a incidir en que la meditación inicial es casi lo más importante.
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