La
Cábala trata acerca de comprender a Dios y esto nos lleva a una gran paradoja. Cómo
podemos, quienes somos finitos, entender a Dios que es infinito?? Vamos a verlo de manera breve y espero que clara. Espero que os agrade y sea de utilidad.
A nivel personal, y quienes me conocéis lo sabéis bien, soy contraria a cualquier tipo de religión o liturgia, ya que en realidad solo sirven como punto de apoyo y no son necesarias para conocer y comprender a Dios. Y esto puedo afirmarlo desde mi propia experiencia sobre el conocimiento del propio Dios en persona. No obstante, también soy consciente que aún para much@s es muy necesario este tipo de apoyo, aunque espero que cada día seáis muchos menos quienes lo necesitéis.
Así que vamos a continuar con este conocimiento de Dios a través de la Cábala judía.
La
Cábala describe a Dios como Ein Sof, palabra en hebreo que significa "sin
fin". Coloquialmente,
por supuesto, estamos acostumbrados a utilizar "infinito" siempre que
nos referimos a algo "muy, muy grande" o "incontable". Pero
su verdadera definición es "sin fronteras" o "sin
parámetros".
Así
como cuando tomamos algo físicamente, necesitamos límites/bordes para
aferrarnos, así también cuando mentalmente alcanzamos un concepto, necesitamos
percibir los límites de la idea como puntos de referencia. Por lo tanto, cuando
definimos algo le estamos dando parámetros, y entonces somos capaces de
comprenderlo.
La
claridad de una imagen depende de la nitidez del contraste de sus fronteras.
Cuando quiero describir a una persona, señalo las distinciones entre él y los
demás. Si yo digo, "él es alto", realmente quiero decir "él es
más alto que la mayoría de los otros".
Dios
se denomina Bal Tajlis – Él no está limitado en ninguna manera. Esto
no solo significa que sus poderes no se limitan en modo alguno, sino que, más
profundamente, no podemos contrastar a Dios con ninguna experiencia conocida
por la humanidad.
Describiendo lo
Indescriptible
Cuando
un niño pregunta que le describamos la miel, podemos señalar a la dulzura del
azúcar, el color del marrón tostado, y la textura del jarabe, y decirle que
imagina las tres juntas.
Pero
cuando un niño pide una explicación de las políticas de las relaciones de trabajo,
pasamos un momento difícil tratando de encontrar una ilustración, porque las
interacciones emocionales no tienen un paralelo real en el universo de un niño.
Lo
mismo ocurre con la esencia de Dios. Ninguna cantidad de comparaciones,
ilustraciones, o metáforas traerá su realidad más cerca de nuestra comprensión.
Él es simplemente Ein Sof -- indefinible, punto.
Entonces, ¿qué se aprende estudiando la Cábala? ¿Estamos
adoptando la opinión de que la mente es un instrumento inútil cuando se trata
de contactarnos con Dios? ¿O que la comunión con Dios, es un estado
trascendental y emocional de la auto-negación y aceptación?
No.
No puede ser que la mente humana – nuestro órgano más importante, que es como
Dios -- no tenga ningún propósito en nuestro intento de comunicarnos con
nuestro creador.
La Esfera de la
Comprensión
La
respuesta es que, aunque Dios mismo es Ein Sof, Él ha creado un lugar de
interacción entre sí mismo y la humanidad que es, para nuestro bien, delimitado
y definido. Este lugar se llama Hanhaga – y este es el ámbito en el que podemos
hacer uso de nuestra comprensión y conocimiento.
Pero,
¿tiene ésta esfera significado en el sentido absoluto? ¿Se ha creado, sólo por
el bien de mantener nuestras mentes ocupadas, ya que no podemos entender la cosa
verdadera?
Vamos
a contraponer dos ilustraciones que pondrán en relieve nuestra pregunta y con
suerte darán una respuesta.
Un
adulto está visitando la casa de su amigo, quien le ha pedido que cuide de su
hijo. El adulto tiene poco en común con el niño, sin embargo debe de alguna
manera mantenerlo ocupado (digamos que la televisión esta rota). El diseña un
juego de canicas, y se sienta con el niño y juega.
Al
hacerlo el adulto ha abandonado por completo el mundo de los adultos y ha
entrado en el mundo del niño. Años más tarde, cuando el niño recuerde este
incidente, él podría sentir esto como un ejemplo de la bondad del adulto. Pero
nada en el juego en sí es un reflejo de los valores del adulto.
Ahora
consideremos una segunda ilustración. Un adulto crea una escuela para niños,
donde les enseñará dignidad, responsabilidad y justicia. Pero esos son
conceptos abstractos, sin significado para un niño. Por lo tanto, el hace una
norma que las camisas blancas y las corbatas se usen todo el tiempo, que el
preparar una cierta cantidad de tarea sea el deber diario del niño, y que el
estudio o la falta de él, será anotado y publicado.
En
la mente del niño estas son normas concretas, y realidades físicas con las que
el niño puede relacionarse. Sin embargo, apuntalar las reglas son principios
abstractos que el niño tiene que aprender. Cuando el niño crezca, percibirá los
valores internos representados en estas reglas.
Esto
es lo que está en funcionamiento en la Hanhaga Divina -- que, por supuesto,
esta contenida en las normas y leyes de la Torá. Para
nosotros los mandamientos de la Torá son normas y dictados. Siendo concretos y
finitos son comprensibles. Sin embargo su "alma" por así decirlo, es
divina.
Estudiar,
obedecer y entender esa Hanhaga nos permite desarrollar gradualmente un sentido
de la voluntad divina. La
Cábala busca la comprensión de la Hanhaga Divina, en oposición a la comprensión
misma de Dios. Paradójicamente, al llegar a una comprensión más profunda de la
Hanhaga, obtenemos un vistazo de Dios.
fuente:aishlatino
No hay comentarios:
Publicar un comentario