Esta es una maravillosa novena traída
hasta nosotros por Don Bosco, sacerdote y escritor, en el año 1860. Espero que
os agrade y os sea de mucha utilidad.
Fue a partir del año 1860, cuando
Don Bosco comenzó a referirse a la virgen con el título de "María
Auxiliadora". Asimismo, fundó la orden religiosa Hijas de María
Auxiliadora y creó la siguiente oración con la que a menudo obtuvo protección y
buena suerte:
Novena a María
Auxiliadora
Primer día
María, poderoso Auxilio de los Cristianos que confiados de tu
misericordia, acuden a tu trono lleno de confianza! Oye los ruegos de tus hijos
que suplicantes imploramos tu poderoso patrocinio, para poder huir del pecado y
de las ocasiones de pecar
Segundo día
María Santísima, Madre de bondad y de misericordia! tú que siempre
libraste al pueblo cristiano, con tu poderoso patrocinio, de los asaltos e
insidias del enemigo, protege nuestras almas, te lo suplicamos, de las
acometidas del demonio, del mundo y de la carne, para que alcancemos completa
victoria sobre los enemigos de nuestra salvación.
Tercer día
Poderosísima Reina del Cielo, que sola triunfaste de las herejías, que
intentaron arrancar a tantos hijos del regazo de nuestra Madre la Iglesia!
Ayúdanos ¡oh María! a guardar firme nuestra fe y puros nuestros corazones, en
medio de tantas insidias para no contaminarnos con el veneno de tantas
perversas doctrinas. Tres Avemarías y Gloria. Terminar con las oraciones
finales para todos los días.
Cuarto día
Dulcísima Madre nuestra María,
tú que eres Reina de los Mártires por los heroicos actos de valor y fortaleza
que practicaste en la tierra! Dígnate infundir en nuestro corazón la fuerza
necesaria para mantenernos constantes en tu servicio para que, venciendo todo
respeto humano cumplamos sin rubor nuestros deberes religiosos y nos
comportemos siempre como devotos hijos tuyos hasta la muerte.
Quinto día
Querida Madre mía, tú que en el triunfo del Papa Pío VII mostraste tu
eficaz patrocinio, desplegaste tu manto protector sobre toda la Iglesia y
especialmente sobre su augusto jefe el Sumo Pontífice, defiéndelo en todo
momento de los ataques de los enemigos, líbralo de las aflicciones, asístelo
siempre para que pueda dirigir al puerto de salvación la navecilla de San
Pedro, triunfando de las oleadas embravecidas que amenazan de sumergirla.
Sexto día
María, Reina de los Apóstoles! toma bajo tu protección a los sagrados
ministros y todos los fieles de la Iglesia Católica: alcánzales espíritu de
unión, de perfecta obediencia al Romano Pontífice, y de celo ferviente por la
salvación de las almas; especialmente te suplicamos extiendas tu amorosa
asistencia sobre los misioneros, para que consigan atraer a la verdadera fe de
Jesucristo a todas las almas, para formar del mundo entero un solo Rebaño bajo
la guía de un solo Pastor.
Séptimo día
No seas, Madre de misericordia, insensible a los dolores de la Iglesia
menospreciada en su doctrina y en sus Sacramentos. No permitas sea derramada en
balde la sangre preciosísima de tu divino Hijo, ilumina a los ciegos que la
persiguen, fortalece a los débiles que no la defienden. Brille ¡oh María! tu
poder sobre la tierra; sea glorificada y acatada la religión, observada la ley
divina y eclesiástica, para que todos te alaben y alcance la humanidad los
goces eternos.
Octavo día
María, Madre de Dios y Madre nuestra amantísima, de Ti se ha dicho: todo
poder se le ha dado en la tierra y en el cielo; te presentas al trono del
Altísimo, no como quien pide, sino como quien manda, a Ti clamamos desde el
abismo de nuestras miserias, aleja de nosotros todo mal; bajo tu protección
ponemos nuestros bienes, nuestros corazones, almas, potencias, sentidos, vida y
todo lo que tenemos; sé nuestro amparo y nuestra defensa durante toda la vida.
Noveno día
María, Madre de Dios y Madre nuestra amantísima, de Ti se ha dicho: todo
poder se le ha dado en la tierra y en el cielo; te presentas al trono del
Altísimo, no como quien pide, sino como quien manda, a Ti clamamos desde el
abismo de nuestras miserias, aleja de nosotros todo mal; bajo tu protección ponemos
nuestros bienes, nuestros corazones, almas, potencias, sentidos, vida y todo lo
que tenemos; sé nuestro amparo y nuestra defensa durante toda la vida.
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