Como ya se ha tratado en múltiples ocasiones, la mente, y el pensamiento
en concreto, son la base de nuestro camino en la vida. Espero que os agrade.
Si uno no es capaz de remodelar ciertos aspectos de su forma de proceder,
como los que se enumeran a continuación, las posibilidades de poder vivir una
vida feliz se esfuman con el paso de los días.
Desafortunadamente, el cerebro humano tiene una capacidad finita de
procesamiento o recursos mentales que puede utilizar en un determinado momento.
Por esta razón, cualquier tarea que compita con lo que estamos haciendo y
requiera de gran parte de nuestra capacidad mental o emocional tendrá un efecto
en nuestra habilidad para concentrarnos, resolver problemas, ser creativos o
hacer uso de otras facultades cognitivas.
Quizá la mayoría de las personas sean capaces de escuchar música y
caminar, comer y ejercitarse al mismo tiempo, pero hay algunos hábitos mentales
que pueden disminuir nuestras actividades cognitivas. Estos son cinco que
definitivamente conviene evitar.
1. Cavilar
Reproducir en tu mente eventos frustrantes o que activan tu enojo una y
otra vez puede desencadenar una avalancha de pensamientos, así como
perturbación emocional. Ambas cosas minan los recursos del intelecto. Pero esto
no es todo: el hábito de rumiar los pensamientos pueden poner en riesgo la
salud física y emocional.
2. Culpa
Todas las personas sienten un poco de culpa de vez en cuando.
Generalmente esto deriva en una disculpa o acto de contrición que permite
liberar estas emociones. Sin embargo, si la culpa se evade o queda sin resolver
empieza a hacer presencia en la mente cíclicamente de tal manera que se
convierte en una terrible distracción y la única forma de solucionarlo es dejar
atrás los motivos de la culpa, lo cual suena sencillo pero puede parecer
tremendamente difícil para quienes experimentan con intensidad este
sentimiento. En ese caso, las palabras del filósofo Alan Watts pueden traer
inspiración y claridad:
Ningún trabajo o amor puede florecer de la culpa, el miedo o la oquedad
del corazón, tal como no se pueden crear planes válidos para el futuro si no se
tiene la capacidad de vivir el presente.
3. Quejarse
La mayoría de las personas suelen compartir sus tribulaciones con sus
amigos o familiares, ya sea en busca de escucha, consejo o ayuda para
resolverlas o sobrellevarlas. No obstante, repetir una y otra vez las causas de
los pesares cotidianos puede resultar en ira y frustración. Procesar estas
emociones requiere gran cantidad de nuestra energía y atención, de forma tal
que el hábito de quejarse continuamente termina por agotar a la mente tanto de
quien emite la queja como de aquellos a su alrededor.
4. Analizar de más el
rechazo
El rechazo es una fuente de sufrimiento emocional que afecta seriamente
el funcionamiento cognitivo de las personas. Experimentarlo suele despertar a
un crítico interior que puede resultar despiadado, por lo cual hacer de esto un
hábito resulta terriblemente nocivo para la autoestima, lo que termina por
sumarse al dolor emocional. Lamentablemente todas las personas tendrán que
enfrentar una negativa o un franco rechazo durante su vida y, por más difícil
que pueda parecer, cultivar la resiliencia frente a la adversidad es el camino
que a la larga traerá más frutos.
5. Preocuparse
Puede que este hábito sea el más común, tanto así que está normalizado o
incluso bien visto. Cuando se dice que alguien se preocupa por los demás, su
salud, el trabajo, etc., generalmente ello se considera como algo bueno. Sin
embargo, preocuparse crea un estado emocional negativo e incómodo que resulta
una impenitente distracción. Fijar la atención en un solo objeto mental es
sumamente cansado, requiere de mucha energía y recursos, dejando poco espacio
para cualquier otra cosa. Es como sujetar un objeto durante horas: aunque no
sea necesariamente pesado lo parecerá después de 1 día, a lo cual se suman otro
tipo de cuestiones como el cansancio, dolor o rigidez en los músculos.
Igualmente, la mente se agota cuando no puede dejar ir. Lo más sencillo para
resolver esto es realizar acciones efectivas para solucionar el motivo de la
preocupación.
Aunque la adversidad o las condiciones que nos causan sufrimiento sean
parte de la condición humana, muchas veces no atendemos a nuestra mente y
emociones de la manera en la que atendemos nuestro cuerpo. Este último, al ser
tangible, suele ser sometido a revisiones, estudios y análisis. Por otro lado,
buscar ayuda psicológica no siempre resulta tan sencillo, pues hay quienes
sienten que significa que no son capaces de manejar su propia vida y ello los
muestra débiles, es decir, tienen prejuicios al respecto; pero, en realidad, es
válido buscar apoyo y guía para combatir este tipo de hábitos nocivos antes de
que ellos nos venzan a nosotros, ya que como Buda aclaró alguna vez:
Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado
en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos.
fuente:pijamasurf
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