La
que sigue es la forma natural de obtener una reacción o respuesta intuitiva
ante una decisión que hemos de tomar.
En
primer lugar, has de decidir cuál es la mejor solución posible con respecto a
tu problema o cuestión, para seguidamente comprometerte a ponerla en práctica;
se trata de un compromiso interno, no hace falta que firmes nada ni que cuentes
nada a nadie.
Después
de esto tendrás que ponerte a meditar y aguardar una respuesta “sí” o “no” en
relación con tu plan o decisión tomada. No tengas prisa, tómatelo con calma.
Este
mismo planteamiento puede hacerse extensivo a la recepción de ayuda y
orientación en la meditación. El sentir la necesidad de conocer y tener la
intención de aplicar los conocimientos ayuda a conseguir la orientación
necesaria.
También
ayuda a seguir el adagio: “El Señor ayuda
a quienes se ayudan a sí mismos”. Dicho de otro modo, haz todo lo que esté
en tus manos para obtener una respuesta por ti mism@, pues ello contribuirá a
facilitar la canalización de orientación durante la meditación, porque ya habrás
sacado el máximo partido de tus recursos naturales.
A
veces cuesta dar los primeros pasos. Otras veces preferimos ir por un atajo o
no confiamos de entrada en la solución o respuesta que nosotros mismos hemos
dado. Sin embargo, si te comprometes a dar una respuesta inicial, quizás
plasmándola en un papel o diciéndola en voz alta, realmente habrás puesto en
marcha el proceso de recepción que desbloqueará tu mente, eliminará las ideas
preconcebidas, e iniciará de ese modo una corriente de conocimientos. Tras
haber realizado esa afirmación inicial, empezarás a meditar con un talante más
receptivo.
Ya
ves que la técnica es sencilla y el único requisito es tener una
mínima base para poder relajarse o meditar. Espero que la experiencia sea
fructífera, os agrade y por supuesto os ayude si ello es necesario.
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