Lo que observas, lo refuerzas. Hay algo que has estado haciendo toda tu vida que ha moldeado tu mundo sin ni siquiera darte cuenta.
No es tu
comportamiento, no es tu mentalidad, ni siquiera son tus creencias
fundamentales, es cómo observas. La verdad es que muchas personas quedan
atrapadas en ciclos, no porque la vida sea siempre difícil, sino porque la han
estado viendo a través de la misma lente durante demasiado tiempo. Lo que nadie
te ha dicho es que esto se puede cambiar. Al modificar tu perspectiva, todo el
paisaje cambia con ella. Imagina a dos personas en el mismo espacio, con la
misma iluminación, la misma temperatura, las mismas personas, el mismo entorno,
uno ve potencial mientras que el otro ve amenaza. Uno se siente elevado, el
otro disminuido. Uno experimenta crecimiento, el otro constricción. El mismo
entorno, pero realidades completamente diferentes, no por lo que hay ahí en ese
momento, sino por cómo cada uno de ellos lo percibe.
La física
cuántica nos dice que esto no es solo metafórico, sino que es literal. Tu
percepción, tu conciencia enfocada, no es pasiva, es generativa, moldea,
influye y cuanto más consistentemente mires a través de una lente específica,
más se reorganiza el universo para coincidir con esa frecuencia. Por eso tu
vida puede parecer un bucle sin fin, uno que no puedes nombrar, pero que
reconoces profundamente porque te relacionas con la vida desde el mismo estado
energético y el exterior sigue repitiéndolo. Pero este ciclo no es fijo y se
puede modificar, no con esfuerzo, sino cambiando tu forma de observarlo todo.
Nos
criaron para creer que la realidad es estática, que lo que vemos es lo que hay,
lo que existe, que la materia es fundamental y que la conciencia es solo un
subproducto secundario. Pero la teoría cuántica moderna hace trizas esta
creencia. Tu entorno no es estático, aino que es fluido y potencial. Las
partículas que forman tu mundo existen en un estado de posibilidad y no toman
forma hasta que son observadas. Esto no es ciencia ficción, es el efecto del
observador, lo que significa que el mundo no existe separado de ti, se vuelve
real a través de ti. Siempre observas, incluso inconscientemente, cada reacción
automática, cada expectativa, cada patrón emocional de tu historia. Todo es
observación y esas observaciones subconscientes habituales colapsan la realidad
en tu vida una y otra vez.
Crees que
ves cómo se desarrolla la realidad, pero ¿y si es la realidad la que responde a
tu observación, no con miedo, sino revelando algo poderoso? La vida refleja la
versión de ti mismo que observas cada día. La ciencia cuántica del efecto del
observador lo reconoce emocionalmente, energéticamente y subconscientemente. Hazte
estas preguntas: ¿Con qué frecuencia anticipas las decepciones incluso antes de
que sucedan? ¿Cuántas veces te has parado frente al espejo buscando defectos en
lugar de la verdad? ¿Con qué frecuencia revisas tu teléfono, tu bandeja de
entrada, tus finanzas, no con confianza sino con ansiedad? Esto es observación
y es más que un simple hábito mental. Tiene peso, no solo espiritualmente y
emocionalmente, sino a nivel cuántico, porque todo lo que percibes como real
comienza a cristalizarse en la versión de la realidad que se forma a tu
alrededor. Esto es lo que atrapa a la mayoría de las personas en el mismo
círculo vicioso: intentan mantenerse optimistas, visualizan el futuro e incluso
hacen prácticas de manifestación, pero la perspectiva a través de la cual
observan aún está teñida de miedo a la escasez y una programación obsoleta.
Así, incluso cuando buscan algo nuevo, su atención está arraigada en el antiguo
yo y el campo refleja que no se puede entrar en una nueva realidad mientras se
percibe a través de los ojos del yo del pasado. Pero lo que cambia cuando se
empieza a observar desde un estado diferente es la esencia de lo que estamos
explorando porque existe una realidad, una frecuencia de experiencia
completamente nueva que ha estado oculta, no porque esté fuera de nuestro
alcance, sino porque no nos hemos sintonizado para percibirla. Y una vez que
alineas tu perspectiva con esa frecuencia, la realidad comienza a doblarse y
transformarse.
Si en este
momento algo dentro de ti comienza a despertar, incluso sutilmente, decláralo
ahora: "Elijo observar de manera diferente." Esto no es solo una
declaración, es una directiva para el campo y el campo siempre responde. (Cuando
me refiero al "campo" es otra manera de decir Dios.) Has escuchado
que el enfoque importa, pero nadie explica lo que hace realmente nuestro
enfoque. Porque el enfoque no es solo prestar atención, es una ignición
energética. Y una vez que te das cuenta de cómo tu atención interactúa con el
campo cuántico, tu comprensión de la realidad y el pensamiento cambian para
siempre.
El enfoque
es frecuencia. Tu enfoque no es simplemente la conciencia mental sino que es un
sintonizador vibratorio. Cada vez que te concentras en algo, un deseo, un
recuerdo, un miedo, estás transmitiendo una señal. Esa señal tiene una
vibración y el campo cuántico no responde a lo que quieres, responde a lo que
estás sintonizado. El enfoque escribe el código. La realidad es la pantalla de
proyección. Lo que aparece en esa pantalla está determinado por aquello a lo
que continuamente prestas atención. Por eso dos personas pueden experimentar
vidas completamente diferentes en el mismo mundo externo. Y esto sucede porque
las dos observan una realidad distinta. Sus frecuencias no coinciden. Sus
lentes internas no se alinean. Sus observaciones provienen de diferentes
estados energéticos. ¿Alguna vez has considerado la ilusión de la neutralidad? Esta
es una trampa oculta. Crees que simplemente presencias cómo se desarrolla la
vida, pero en realidad la mayoría de la gente no observa sino que refuerza
inconscientemente. Se fijan en lo ausente y lo llaman pragmatismo. Se detienen
en los peores escenarios y lo llaman preparación. Se aferran al pasado y lo
llaman recuerdos, pero a través de la lente de la comprensión cuántica, cada
acto de enfoque es una instrucción, una frecuencia, una atracción magnética. No
solo observas sino que eliges, así que haz una pausa y reflexiona.
¿Por qué
la percepción te atrapa en viejas realidades?
¿Qué elijo
constantemente sin darme cuenta?
¿En qué
bucles mentales me meto inconscientemente?
¿A qué
línea de tiempo me he estado anclando?
Nuestra vida
es un fiel reflejo de la forma en la que observamos la realidad, porque cuando
tu enfoque proviene del miedo, desencadenas una línea de tiempo que refleja ese
miedo. Cuando tu enfoque proviene de la carencia, generas experiencias que
reflejan escasez. Pero tienes el poder de cambiar esto instantáneamente, ahora
mismo. Podrías redirigir tu atención hacia una versión de tu vida que se sienta
empoderada, armoniosa y abundante. Podrías enfocarte en la serenidad, podrías
enfocarte en la alegría, podrías sintonizar con la firma energética de ya
poseer lo que has estado pidiendo. Y en el mismo momento en que lo haces, tu
mundo interior comienza a transformarse, no porque tu entorno exterior haya
cambiado, sino porque tu percepción lo ha hecho y has cambiado ese pivote
interno. Y este es el comienzo de una nueva vibración, una nueva historia, una
nueva realidad de experiencia.
Y esto no
es solo teoría. La ciencia lo respalda totalmente. El Dr. Joe Dispenza analizó
miles de escáneres cerebrales de personas que ajustaron deliberadamente su
enfoque. El resultado fue que cuando las personas se concentraban profundamente
en una visión de futuro imbuida de propósito, emoción y claridad, sus cerebros
se iluminaban como si ese futuro ya fuera su presente. La química corporal
cambiaba y el sistema nervioso se equilibraba. Incluso sus campos energéticos
se fortalecieron. Y esto sucede porque el subconsciente no puede distinguir
entre un evento vivido y uno observado vívidamente. Si la observación conlleva
suficiente carga emocional, el universo (Dios) no es diferente. Y así es como
pasamos de observador pasivo a creador consciente. Permite que esta verdad se
asiente en aquello a lo que prestas atención. Nutres lo que nutres. Encarnas lo
que encarnas. Transmites, y lo que transmites determina la realidad que vives.
Así que la verdadera pregunta no es qué deseo, sino en qué me enfoco
habitualmente. Porque tu enfoque no es solo una respuesta a la vida, es un
arquitecto de ella. Es como una lente sagrada que amplía tus miedos y los proyecta
en la realidad.
La mayoría
de la gente deja que su enfoque funcione en piloto automático, buscan lo que
está mal, repiten traumas familiares, se preparan para el dolor. Pero imagina, ¿qué
pasaría si trataras tu enfoque como una herramienta sagrada? ¿Qué pasaría si lo
refinaras, lo alinearas y lo elevaras? Dejarías de dar vueltas en realidades
obsoletas y comenzarías a iniciar otras nuevas. Dejarías de experimentar la
vida a través de una programación de segunda mano y comenzarías a transmitir
desde tu frecuencia más verdadera. En definitiva, el campo cuántico no responde
a lo que quieres, responde a lo que percibes como ya real. No manifiestas lo que
quieres, manifiestas lo que observas continuamente.
Es posible
que ya estés haciendo todo lo correcto: afirmaciones, visualizaciones,
meditación, llevar un diario, etc., pero si el sentimiento detrás de esas
prácticas todavía está arraigado en la falta, el miedo o una sensación de
"todavía no", entonces ese es el mensaje energético que el universo
continúa replicando. Y no es porque no seas digno, ni porque el momento no sea
el adecuado, sino porque tu señal energética sigue alineada con la versión antigua
de la realidad. Y esta es la verdadera desconexión: las personas desean
abundancia, pero observan sus finanzas con temor y estrés. Quieren amor, pero
se juzgan a sí mismas. Anhelan la energía del "Yo Soy" vs. el "Yo
Quiero" libertad, pero perciben su vida a través de la lente de la
limitación. Esa es la desalineación, ese es el círculo vicioso. Es la brecha
entre la realidad que deseas y la frecuencia que transmites, porque intentas
construir un futuro mientras te anclas emocionalmente en el pasado. El campo no
interpreta el lenguaje, interpreta la vibración, no escucha tus palabras sino
que lee tu energía. La matriz energética que te rodea se comunica solo en
frecuencia. Así que cuando deseas algo, pero lo abordas con incertidumbre o
duda, tu señal dice que falta y el campo responde de la misma manera.
Pero
cuando observas con convicción, gratitud y con la sensación de que ya existe,
el campo comienza a reorganizarse. No es la fuerza de tu deseo lo que mueve la
realidad, sino la autenticidad de tu resonancia energética. Ese es el poder de
la observación alineada. Imagina que visualizas la libertad económica en el
viejo bucle. Imaginas riqueza pero a continuación revisas tu cuenta bancaria y
sientes pavor y comienza una espiral de preocupación. Eso no es coherencia, es
contradicción. Y la frecuencia que triunfa es la que sientes con más fuerza. Para
sostener el nuevo ciclo, por ejemplo la visión de abundancia, al observar tus
finanzas, tu economía, debes mantenerte centrado y decir: "Este es solo un
momento, siento que las cosas ya están cambiando". Te alineas con la
prosperidad no porque los dígitos hayan cambiado, sino porque tu frecuencia ha
cambiado. Es en este tipo de observación donde reside el poder. Esta es la
alineación que mueve las líneas de tiempo. Y esto es lo que la mayoría de la
gente pasa por alto: la observación no es solo dónde se posan tus ojos, sino lo
que tu creencia hace cuando miras. Todo se reduce a esto: no se trata solo de
lo que ves, sino de lo que crees cuando lo ves. Si tu creencia es "todavía
no he llegado" o "las cosas nunca funcionan a mi favor" o
"no es real hasta que haya pruebas", entonces tu percepción está
anclada en la espera. Y la espera no es pasiva, es una frecuencia que señala un
retraso. Te mantiene en un patrón de espera intentando manifestar, pero nunca
realmente alcanzando el resultado. No porque tus intenciones sean erróneas,
sino porque tu observador interno no está en sintonía con la versión de ti que
ya tiene lo que pides.
Neville
Goddard, a quien ya conocemos porque le he dedicado una parte importante de
este blog, lo dijo mejor. "Asume la sensación del deseo cumplido." Y esto
lo dijo porque cuando percibes la realidad desde el resultado, eso es lo que
encarnas. El resultado final te alinea con esa línea de tiempo, pero si ves la
vida desde la brecha, desde la sensación de carencia, mantienes tu deseo
atrapado en un estado de potencialidad. Este es el punto de inflexión y cuanto
antes puedas observar tu visión como si ya fuera real, antes se manifestará.
Porque la vida no responde a la búsqueda, sino a la presencia.
Intenta ponerlo
en práctica durante las próximas 24 horas. Cada vez que pienses en una meta o
deseo, cambia tu perspectiva y obsérvalo como si ya fuera tuyo. La autoimagen
como un modelo energético. Cuando el miedo o la duda se infiltren, acéptalos
como un viejo recuerdo y no como una verdad. Cada vez que mires tu vida,
pregúntate: "¿Cómo vería este momento la versión de mí que ya vive esta
realidad?". Pruébalo, notarás un cambio en tu energía y lo externo
comenzará a reflejarlo. Ahora estás listo para avanzar al siguiente nivel. No
se trata solo de cambiar tu perspectiva, sino de usar tu observación para
iniciar un cambio completo en la línea de tiempo. Aprenderás el mecanismo
detrás del colapso de viejas realidades y el acceso a la que siempre sentiste
posible. Y una vez que sientas ese cambio interior, nunca volverás a ver la
vida con la misma perspectiva. Y esta es la verdad más profunda: has estado
observando la vida inconscientemente desde un lugar de ansiedad, limitación e
identidad heredada, y tu realidad actual simplemente refleja eso. Pero ahora
entiendes que la observación no es solo percepción, es selección. No solo estás
presenciando el desarrollo de la vida, estás eligiendo en qué versión de la
vida participas.
Para convertirte
en un observador consciente y capaz de doblar las líneas de tiempo debes
comenzar con la consciencia. Haz ahora una pausa, analiza tus pensamientos y
pregúntate: "¿Hacia dónde vaga mi mente cuando no estoy observando? ¿Qué
versión de la realidad soy constantemente?. ¿Espero milagros o solo intento
mantenerme?" Tu perspectiva habitual es la señal con la que el universo
sigue alineándose. Observa las respuestas emocionales automáticas cuando
recibes una factura, ¿cuál es tu reacción? Cuando piensas en tu futuro, ¿qué
imágenes mentales surgen al quedarte en silencio? ¿Qué historias se repiten en
tu mente? Ese reconocimiento es la apertura porque no puedes recalibrar una
frecuencia que no has identificado, pero ahora que la ves, puedes empezar a
interrumpirla, no resistiéndote, sino eligiendo de nuevo.
Intenta
este cambio con una simple pero poderosa intención cuando un miedo familiar
comience a surgir. Di en voz alta: "Esto ya no es así". Debes aprender
a controlarte. Si tu mente imagina el peor escenario, haz una pausa y redirige,
mejorando la escena. La observar cómo tu energía regresa a una versión obsoleta
de ti mismo, ajusta tu cuerpo, cambia tu respiración, y céntrate en tu nuevo estado.
Estas acciones pueden parecer insignificantes pero son realmente
transformadoras. Cada vez que interrumpes la vieja señal, debilitas el
"nosotros". Desgastas esa ruta neuronal desgastada y creas espacio
para algo nuevo. El espacio es todo lo que el campo necesita para
reconfigurarse y aquí es donde ocurre el salto. Cierra los ojos y ahora imagina
la versión de ti que ya vive en plenitud. Aquel que es profundamente amado, que
camina con claridad e intención. Pregúntate: ¿Cómo se mueve esta versión de mí?
¿Cómo habla? ¿Qué es lo que ya no le preocupa? ¿Qué capta naturalmente su atención?
Este es el paso crucial. Observa tu vida a través de sus ojos, no desde tu yo
actual, sino desde su perspectiva. Esto no es fantasía, es permiso, porque esa
versión de ti ya existe en el campo cuántico. Y en el momento en que comienzas
a observar la vida desde su frecuencia, comienzas a colapsar su línea de tiempo
ahora mismo, no algún día ni en otro momento. Haz de esto un ritual diario cada
mañana, y antes de que el ruido del mundo se instale, siéntate en silencio.
Permite que tu identidad actual se disuelva, libera el nombre, la historia, el
pasado. Visualiza la versión futura de ti que ya vive tu visión. Siente su
presencia y luego comienza a observar el mundo a través de su lente. Imagínate
revisando tu teléfono. Moviéndote por tu espacio, conversando, pero desde esa
nueva base energética, mantén esa perspectiva por solo 3 minutos.
Este
cambio en la observación no es solo cognitivo, es energético. Ajusta tu
frecuencia, reprograma tu campo, envía señales al universo. "Esto es lo
que elijo ser ahora." No lo olvides. No tienes que resistirte a tu
realidad actual, solo necesitas mantener la observación de una diferente durante
el tiempo suficiente para que se manifieste. Tu vida no está estancada, está en
sintonía con una señal que olvidaste que podías modificar. Pero ahora lo
recuerdas y la próxima vez que el miedo resurja o la duda te hable suavemente o
una vieja narrativa te arrastre, sonreirás y dirás: "Ah, ahí está la vieja
línea de tiempo otra vez". Te das cuenta de que has estado viviendo un
guion, una narrativa que comenzó mucho antes de que te dieras cuenta de que
tenías la pluma y que la mayor parte de esa historia no la escribiste tú, sino
que fue programada por la cultura familiar o la repetición del trauma sin saberlo.
Has estado observando tu vida a través de esa lente heredada, repitiendo
escenas que nunca elegiste conscientemente, reaccionando a roles que no
aceptaste voluntariamente, reviviendo ciclos que te resultan familiares pero
falsos. Pero ahora te estás volviendo lúcido en medio de la historia y estás
recuperando algo profundo. No solo estás interpretando el papel, eres quien
escribe el guion y tu identidad es la lente que moldea lo que observas y lo que
se vuelve real.
Profundicemos
un momento en esto. Tu identidad, la narrativa interna sobre quién crees ser,
es la lente a través de la que percibes la realidad y, como ya hemos
descubierto, todo lo que observas comienza a manifestarse. Así que si tu
identidad susurra: "No estoy listo, siempre lo arruino todo, no merezco
nada mejor" o "así es como soy". Esa creencia se convierte en el
filtro que colapsa tu realidad, no porque refleje la verdad, sino porque te
resulta familiar. El campo no valida la verdad, sino que refleja tu observación
dominante. No has estado creando, has estado repitiendo. Esto es de lo que
muchos nunca se dan cuenta: despiertan e inconscientemente repiten el pasado,
sienten los mismos patrones emocionales, narran las mismas historias
limitantes, esperan los mismos resultados y luego se preguntan por qué la vida
sigue igual. No es por falta de deseo de cambio, es porque siguen encarnando la
versión de sí mismos que moldeó sus circunstancias actuales y el campo cuántico
no juzga sino que refleja consistentemente con precisión y sin sesgos, la misma
identidad, el mismo filtro, la misma narrativa, el mismo resultado.
Pero cuando
tomas la decisión de cambiar, no necesitas revisar cada aspecto de tu vida, no
necesitas microgestionar cada resultado, solo necesitas transformar al que
observa, porque cuando tu narrador interno evoluciona, la realidad externa se
ajusta en consecuencia. Así que permíteme preguntarte: ¿quién es esa versión de
ti? Quien ya no carga con esa cicatriz emocional, quien abraza su luz sin
disculparse, quien es el yo que espera facilidad en lugar de lucha. Esa versión
no es un futuro lejano, ya está presente en el campo, esperando a que te
enfoques en su dirección, y en el instante en que empiezas a observar desde su
perspectiva, inicias el proceso de convertirte en ello.
Veamos la
técnica de romper el guion. Cuando notes que reaccionas como la versión
anterior, haz una pausa, cierra los ojos y pregúntate: "¿Quién está detrás
de esta reacción?". Ahora mismo, ¿a qué narrativa está ligada? Luego, continúa
con lo que vería o elegiría la versión mejorada de ti. En ese breve momento de
consciencia es cuando recuperas el control. Así es como sales de la vieja
historia y comienzas a crear una nueva, porque la identidad no es rígida, es
maleable, es multidimensional y se adapta a la dirección de tu energía
enfocada. Una vez que ajustas la lente, todo comienza a reorganizarse. Tu
pensamiento se suaviza, tu energía se abre, tu sistema nervioso se calma y tu
dirección se vuelve más clara porque el guion que has estado siguiendo no está
escrito en piedra, está elaborado con luz vibratoria y elección, y cada
observación de tu ser superior inscribe una nueva línea, así que ahora que la
pluma está de vuelta en tu mano, es hora de crear una nueva frecuencia que aún
lleva la huella de tu pasado. Los ecos de quién solías ser seguirán apareciendo
y tendrás que ir recalibrando tu energía para que tu nueva realidad comience a
sentirse natural.
Cuando el
enfoque se convierte en alineación, cuando tu vibración se convierte en una
declaración y cuando tu energía te ancla, ya te has dado cuenta de lo potente
que es realmente tu enfoque, no solo como un proceso mental, sino como una
fuerza generadora, porque todo lo que observas se despierta, y todo lo que se
despierta lo comienzas a encarnar. Esto no es lenguaje poético ni palabrería
espiritual, es la verdadera ciencia de la consciencia que ahora te permite ver
claramente el enfoque. No se trata solo de elegir las circunstancias, sino de
elegir la identidad. No te limitas a observar cómo se desarrolla la realidad,
sino que te adentras en lo que observas constantemente. Cada día te sumerges en
infinitas versiones posibles de la realidad: una donde tienes poder, otra donde
te sientes estancado, otra en abundancia, otra en modo supervivencia. Tu
enfoque es el dial, el decodificador, el punto de acceso. Cuanto más te aferras
a la paz, más paz eres; más te centras en el crecimiento, más se expande tu
energía. Y si sigues dirigiendo tu consciencia hacia lo ausente, empiezas a
identificarte con la versión de ti mismo que siempre se siente incompleta. Esto
no es un castigo cósmico, sino una ley energética. Porque la forma en que
observas moldea directamente tu estado interior, y este se convierte en la
plantilla para tu mundo exterior. La mente no guía la atención, sino que la
hace.
No es tu
composición genética la que dicta tu camino, sino tu percepción. Cuando
observas a través del miedo, tu cuerpo entra en un estado de estrés. Cuando
observas desde el amor, toda tu biología y los cambios se equilibran y esta es
la mejor parte: tu cerebro se reconfigura según en qué te enfoques
constantemente. A esto se le llama neuroplasticidad, resonancia cuántica,
reflexión vibracional. Llámalo como quieras, pero el resultado es innegable. Te
transformas continuamente en la versión de ti mismo que tu atención refuerza.
Así que la verdadera pregunta no es qué quiero, sino en quién estoy dispuesto a
convertirme a través de mi forma de observar.
Ahora que
has recuperado el control consciente sobre tu poder de observación, es hora de
poner esa transformación en práctica. Aquí tienes un método práctico y
transformador para alinearte con tu próxima línea de tiempo: la técnica del
bucle de enfoque.
Activación matutina. Antes de revisar mensajes,
titulares o tareas, haz una pausa y pregúntate: "¿Qué versión de la
realidad elegiré sintonizar hoy?".
Reinicio de mediodía. Configura una alarma suave
en tu teléfono. Cuando suene, respira, cierra los ojos y di: "Regreso al
yo en el que estoy entrando".
Integración nocturna. Antes de quedarte
dormido, revisa mentalmente los momentos que observaste con intención.
Activación final: Mírate diferente, vive
diferente. Siente gratitud sincera por cada cambio. Deja que ese sentimiento
penetre en tu sistema.
Repite
esto con frecuencia, no como una tarea, sino como una devoción. Con el tiempo,
esa versión elevada de ti se convertirá en tu punto de referencia natural, no a
través del esfuerzo, sino a través de la repetición sagrada. Este es el punto
de inflexión. No necesitas esforzarte más. No necesitas manipular al universo
para que responda. Todo lo que necesitas es observar la vida a través de la
lente de la identidad que coincide con tu máximo potencial de forma constante,
con confianza y claridad, porque cuando tu observación se convierte en
convicción, el campo escucha y cuando tu enfoque se estabiliza, tu nueva
realidad comienza a cristalizarse.
Ahora recuerdas que no eres un receptor pasivo de tu entorno, no estás atrapado en una narrativa que no creaste, no estás destinado a reaccionar sin cesar al caos externo, eres el testigo, eres quien elige, eres el arquitecto. Lo que eliges observar establece tu frecuencia y esa frecuencia transforma toda tu experiencia. Respira, sintoniza y pregúntate aquí y ahora: ¿Qué estoy finalmente listo para llamar a la existencia? ¿A quién estoy preparado para encarnar de ahora en adelante? Porque esto no es solo el final de un mensaje, es la apertura de una nueva dimensión, la puerta a tu próximo capítulo.

No hay comentarios:
Publicar un comentario