Es importante tener en cuenta que las
personas que fallecen por causa de un suicidio no dañan en absoluto su espíritu,
aunque se obligue a éste a abandonar y destruir el cuerpo físico de forma
prematura.
El
suicidio, muy al contrario de lo que alguna religión ha promulgado sobre todo en los últimos milenios, de ninguna
forma daña al alma. Ésta sigue absolutamente viva, sin embargo, los problemas o
circunstancias que empujaron a ese acto siguen aún ahí, conformando una parte
importante de la mente y también de las emociones del individuo en espíritu.
Una
vez que un espíritu comprende lo que ha hecho, por lo general le llena una
sensación de remordimiento y esto le acaba deprimiendo en algún grado. Por otro lado, muchas
de estas almas torturadas suelen ser enfermos mentales o personas emocionalmente
muy inestables. Si una persona sufre una enfermedad mental mientras está encarnado,
necesitará mucha compasión y comprensión cuando llegue al mundo del espíritu. Lo
mismo sucederá con un alcohólico o drogadicto. El nivel de necesidad de amor y consideración
varían con cada situación, ya que cada persona es distinta a otra.
Es
frecuente que haya mucho trabajo por hacer con estas almas adictas porque las
adicciones se llevan también al otro lado, al igual que los problemas
personales no resueltos. No obstante, y aunque esto pueda parecer terrible,
cuando el alma está dispuesta a avanzar, surgen los maestros espirituales y sanadores
para ayudar de la forma que sea necesaria y brindar la tranquilidad, la paz y el
bienestar a esa alma.
Afortunadamente,
las oraciones y los pensamientos llenos de amor y compasión de familiares y amigos en la tierra, ayudan
a modificar el cuerpo energético de la persona fallecida, cambiando la
depresión y la tortura con la que llega un espíritu por grandes dosis de sanación, Luz y amor. Por esta razón es tan importante rezar por aquellos que traspasan en
estas condiciones tan duras. Con el paso del tiempo, siempre el tiempo
necesario para cada uno, estas almas se darán cuenta de su naturaleza
espiritual superior y comenzarán a buscar la salida para sus distintas situaciones.
Muchas
almas en el otro lado tienen como única misión y responsabilidad ayudar a estas
víctimas atrapadas y escoltarlas con cariño a áreas donde pueden recibir los
cuidados adecuados y necesarios para aliviar y eliminar su tortura mental
particular. Estos espíritus enfermos deben, sobre todo, aprender a perdonarse a
sí mismos para poder avanzar.
Debe
quedar claro que nunca jamás el acto del suicidio significa algo perjudicial
para un individuo, sino la clara afirmación de que esa persona desea avanzar y
restablecer su salud a todos los niveles. Si no lo consigue mientras está
encarnado, seguramente lo conseguirá en el otro lado con la ayuda de seres
cuidadosos y llenos de amor, comprensión y compasión, que le guiaran para que
llegue a comprender y pueda tener más oportunidades en la siguiente encarnación.
Mucho deben aprender estas almas, para comprenderse a sí mismas, y desde luego
no es un camino fácil, pero cada uno elige aquello que desea para obtener
experiencias que ayuden a su alma a avanzar, y todos y cada uno de esos caminos
son absolutamente respetables.
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