Sin
duda existe una gran diferencia entre intuición e impulsividad. Vamos a ver
esas diferencias.
En
circunstancias normales, existen ciertas cualidades mentales que deben
acompañar a la resonancia de la intuición auténtica y ayudan a distinguir si se
trata de intuición o simplemente de impulsividad. Estas cualidades son la
neutralidad, algunas conciencias físicas y espirituales, y un cuidadoso control
de la realidad. Es importante darse un tiempo, toarse una pequeña pausa antes
de dar una respuesta o acción. Prestar atención a estas cualidades puede
ayudarnos a discernir entre la verdadera intuición y la impulsividad o tendencia
egoica.
Veamos
estas cualidades.
Neutralidad
La
intuición es imparcial. Un estado mental neutral permite que la intuición
emerja libremente, y es la propia intuición la que imparte un sentido de
neutralidad. Cuando presionamos para obtener un resultado en particular, estamos
vinculados a un resultado, o nos aferramos a una opción específica, es
imposible escuchar la voz interna y más profunda de la intuición por encima de
la cacofonía en la que nuestra mente se centra.
Es
una buena práctica encontrar un "lugar" neutral en nuestro pensamiento.
Neutral no implica que no nos importe, sino que confiamos en un orden superior que
nos guie hacia el mejor resultado, hacia lo más eficaz. Y por "lugar" no me
refiero a que tengamos que trasladarnos físicamente a una habitación
insonorizada porque eso tampoco sería útil en absoluto. Me refiero a que podemos
crear nuestro propio lugar neutral de escucha en un momento y en cualquier
lugar, simplemente eligiendo dejar de lado las ruidosas voces a las que tan a
menudo estamos apegados.
Esto
no significa que debamos abandonar nuestro deseo, sino simplemente pedirle que
espere en silencio mientras nosotros lo verificamos. Al final, nuestra
intuición está esencialmente de nuestro lado, siempre y cuando actuemos de
manera precisa y aunque las circunstancias sean complejas o limitantes. Las
acciones intuitivas son esto precisamente.
Hay
muchas señales que podemos utilizar para ayudarnos a dejar de lado y no esperar
un resultado específico. Puede ser útil una declaración como "Busco el
resultado más beneficioso", o visualizarse cayendo suavemente en un lugar
suave y seguro.
Fisicalidad
A
menudo puede sentirse la intuición de manera física; como un empujón de la
intuición, al borde de una sensación táctil, como cuando nos sentimos atraídos
hacia algo sin saber por qué. Esa sensación puede sentirse en diversos grados. Podríamos
decir que la sensación física de la intuición podría ser tan desafiante como si
el mar se separara y nos viéramos arrastrados a caminar por un camino
totalmente claro y diáfano. A veces puede llegarnos una imagen y la veremos con
tanta claridad que no habrá duda alguna.
Aunque
el sentido de la intuición puede ser totalmente correcto, ciertamente no suele
ser necesariamente algo fácil de discernir o incluso seguir. Cuando alguien recibe
una intuición importante para su vida, no suele ser fácil confiar en ella, pero
la misma fuente intuitiva detrás de esa llamada contiene la respuesta a cualquier
desafío que pueda surgir, por lo que no deberíamos tener ningún miedo de
seguirla. A esto lo llamamos la intuición en acción. Sin ninguna duda es posible
encontrar los vientos que nos lleven allá donde más necesitamos ir, pero también
podemos encontrarnos con que los mares que tendremos que cruzar estén realmente
agitados.
Es
importante permitir que nuestra mente imagine libremente el camino que nos
espera. Esto podemos hacerlo en meditación o simplemente tomándonos un respiro
y relajando nuestra mente. Cuando lo hagamos, deberemos fijarnos bien en
aquello que llega primero a nuestra mente. Cualquiera que sea la naturaleza, un
mar abierto, un sendero serpenteante o un bosque profundo, dejaremos de lado la
necesidad de reaccionar y simplemente lo observaremos con curiosidad y apertura
para aprender más.
Espiritualidad
Una
de las mejores formas de mejorar nuestra intuición es continuar con nuestra
práctica espiritual y expandirla, profundizando en el camino de la meditación. Cuanto
más profunda es el trabajo meditativo, más eficaz es el trabajo de sanación. La
meditación también afecta la forma en que vivimos en nuestro mundo cotidiano,
aportando calma, comprensión y un mayor entusiasmo por la vida. No es extraño
experimentar cambios importantes en nuestra vida antes de poder comprenderlos. Aunque
también es posible que el estudio y el enriquecimiento espiritual nos conduzcan
a esas experiencias. Nada en este mundo en el que vivimos es imposible.
Al
abrazar la espiritualidad como fuente de orientación intuitiva, deberíamos ser
conscientes de tres aspectos clave:
Cómo nos vemos y cómo
imaginamos el universo.
¿Quién
soy yo en este momento? ¿Cómo experimento mi conexión con la naturaleza y el
flujo de todo a mi alrededor? ¿Estoy actuando de acuerdo con mi intuición
espiritual más profunda?
Cómo nos involucramos en la
meditación.
¿La
meditación es vital para mi vida cotidiana? ¿La meditación crece y cambia a
medida que me desarrollo espiritualmente? ¿Estoy dispuesto a permitir que la
meditación pase del deber al deleite? ¿Cómo mis experiencias meditativas ayudan
a mi intuición?
Cómo actuamos en las
relaciones y la comunidad.
¿Es
mi vida en el lugar de trabajo y con mi familia congruente con mi
espiritualidad? ¿Aprecio el flujo de la sabiduría intuitiva en la más simple de
las actividades diarias? ¿He aprendido a escuchar a la intuición con facilidad en
todos los aspectos de mi vida?
Verificación de la realidad
No
todos los empujones son mensajes intuitivos precisos. Mientras que las
cualidades de neutralidad, fisicalidad y escucha espiritual son cruciales para
desarrollar una intuición fiable, también es apropiado verificar esas llamadas
intuitivas con otra persona.
Hablar
en voz alta sobre lo que hemos experimentado y lo que planeamos hacer al
respecto con alguien es también importante, pero deberemos ser muy cautos y
elegir muy bien a nuestro interlocutor. Un líder espiritual, un terapeuta, un
amigo bien fundamentado o un familiar sabio pueden ser las personas más indicadas.
En última instancia, se trata del discernimiento más profundo de uno mismo, ya
que las consecuencias, buenas o no tan buenas, de cada elección descansan en
cada uno de nosotros individualmente.
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