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miércoles, 10 de enero de 2018

EL REGALO DEL AMOR - RAMTHA (CANALIZACION)

Sabias palabras de Ramtha, uno de mis guías preferidos. Con Él comparto muchas de las enseñanzas que me son transmitidas a través de mis propios Guías y Maestros. Bendecidas sean. Espero que os agraden.

«El amor, en su forma suprema, es el deseo del Padre de permitir que la vida que él es sea siempre continua a través de cada uno de ustedes. La forma más pura de amor es la voluntad libre que el Padre les dio a cada uno, para que a través del ejercicio de esa voluntad pudieran explorar las dimensiones del pensamiento y extenderse hasta una grandeza mayor, y así extender la mente de Dios.»
Ramtha.

No existe tal cosa como la «voluntad de dios», fuera de tu propia voluntad divina. Si Dios quisiera que la vida fuera una expresión singular y mundana nunca te habría creado, ni te habría dado la voluntad para expresar tu propia e intencionada originalidad.

Lo que se conoce como la «voluntad de Dios», fue creada por el hombre para poder gobernar y controlar a sus hermanos. Sin embargo, si tú crees esa enseñanza y ves la voluntad de Dios separada de la tuya, siempre estarás viviendo en la batalla de su voluntad contra la tuya, pues tú querrás hacer ciertas cosas, y sentirás que debes hacerlas, pero la «voluntad de Dios» te dirá que no debes hacerlo.

Dios no es algo separado de ti. Tú y él son uno y el mismo. Tu voluntad es su Voluntad. Cualquier cosa que quieras hacer es lo que tú llamas «la divina providencia» Ia voluntad divina. De esta manera, nunca estás en conflicto con el destino, porque el destino no está ordenado de antemano, está totalmente ordenado por ti. Cada cosa que piensas crea tus momentos por venir. Este preciso instante de ahora es simplemente el producto de los pensamientos que tuviste hace unos momentos. Esa es la ciencia de Dios. Lo único que el Padre desea para ti, es que experimentes la totalidad de la vida que él es de acuerdo con los sentimientos que hay en tu alma. ¿Para qué? Para que llegues a entender la alegría y el amor incondicional que Dios tiene por ti y por toda la vida.

Si sientes que estás reñido con Dios, quizás deberías reconstruir la imagen que tienes de él, porque déjame decirte que él no es todo amor si tienes que luchar contra él.

En el principio, cuando el padre contempló su espléndido ser, se extendió a sí mismo hasta el esplendor de la luz. A partir de aquella expansión y aquella luz, cada uno de ustedes se convirtió en Dios en la forma de un movimiento único y singular, para continuar la expansión del pensamiento hasta la eternidad.

Para que Dios fuera una entidad única, extendiéndose siempre a través de sus pensamientos contemplativos, fue necesario dar a cada uno de ustedes el poder de crear de forma única mediante el pensamiento que él es. Y él hizo esto al darles la acción llamada libre albedrío. El principio de la voluntad les fue dado a cada uno de ustedes para que fueran únicos y soberanos; para que pudieran ser los creadores de su propia verdad y soberanos de su propio entendimiento.

Lo que te da tu esencia divina es la libertad de abrazar y experimentar cualquier pensamiento que desees. Y; es el regalo de amor que Dios da a cada uno de ustedes. Cada uno de ustedes tiene la divina esencia de esa esencia divina llamada libre albedrío es el amor la voluntad, para que así tengan la libertad de crear en forma única cualquier ideal que hayan visualizado a través del pensamiento.

El amor, en su forma suprema, es el deseo del Padre de permitir que la vida que él es sea siempre continua a través de cada uno de ustedes. La forma más pura de amor es la voluntad libre que el Padre les dio a cada uno, para que a través del ejercicio de esa voluntad pudieran explorar las dimensiones del pensamiento y extenderse hasta una grandeza mayor, y así extender la mente de Dios.

El libre albedrío te da la singularidad —y a la vez una unidad con el Padre— que permite a tus procesos de pensamiento tener su propio flujo creativo. Y cada momento que creas, a través de la contemplación y expansión de tus propios pensamientos, estás imitando el mismo amor que el Padre tuvo por sí mismo cuando él te creó. Porque la creación es el acto de traer el amor desde dentro de tu ser hasta una forma creativa única y con libertad de movimiento, que vivirá para siempre.

Desde el ilustre momento de su nacimiento, el Padre, a través de su amor puro e incondicional, hizo este pacto con cada uno de ustedes: el Padre se convertirá en todo aquello que pienses, y todo aquello que desees. A través de este pacto —que aún existe y siempre existirá— cada uno de ustedes se convirtió en el heredero de la totalidad de lo que el Padre es. Por eso, el Padre siempre te ha dado todo lo que él ha llegado a ser, para que puedas entender y experimentar la totalidad de la vida que él es. Él es la base de la culminación de tus sueños. Pero ¿quién fabrica los sueños? Tú. ¿Y de qué están hechos tus sueños? De pensamiento, de Dios, de vida.

Tú puedes tomar de la totalidad del pensamiento que Dios es y crear cualquier verdad, cualquier actitud, cualquier cosa que desees. El Padre, la vida, se convertirá al instante en cualquier verdad o actitud que hayas creado en tus procesos de pensamiento. Y a través de la materia que él es, el Padre manifestará libremente cualquier ideal de pensamiento que desees para que puedas experimentarlo.

Para darte un ejemplo del amor que Dios tiene por ti, tomemos la criatura llamada serpiente, un ideal creado por un dios con el propósito de extender la vida mediante una cadena vital. Esta criatura tiene un cuerpo largo y esbelto, con múltiples músculos y huesos. Se mueve muy rápidamente y, como su única defensa, posee una cabeza enorme con colmillos que te podrían atravesar. Y aunque su mordisco podría derribar a un hombre de gran tamaño en pocos momentos, cualquier hombre podría hacerla trozos o aplastarla fácilmente.

Ahora tomemos a dos dioses. El primero, con una mente científica, ve a la serpiente como una creación maravillosa, porque puede moverse muy rápidamente, aun sin tener pies, y tiene un diseño y color de piel muy hermoso, y un maravilloso esqueleto que parece seguir y seguir y nunca acabar. El segundo dios ve a la serpiente como algo odioso y vil, como una criatura horrible porque su mordisco es peligroso y puede matar a un hombre.

Para el Padre, que es el Ser de toda la vida, todas las cosas son puras en estado de ser; todas las cosas son inocentes en su expresión de la vida que él es. Es simplemente la actitud que adopta cada entidad hacia algo lo que hace una cosa hermosa, vil o fea. Somos simplemente nosotros, los dioses —que tenemos la capacidad creativa de sustraer del pensamiento que el Padre es contemplarlo y alterarlo— quienes juzgamos algo que en sí es realmente puro e inocente, como algo diferente del ser.

Qué grande es el amor de Dios —que es la sustancia vital de la serpiente— que te da a ti, su mayor creación, el derecho de proyectar tu actitud y tu voluntad sobre la serpiente del modo que tú elijas.

El amor que la fuente de la vida tiene por ti es tan grande que se convertirá en cualquier cosa que desees a través del pensamiento. El Padre será todo lo que tú quieras que él sea. Él te permitirá alterarlo de cualquier modo en que desees hacerlo. La vida que él es se convertirá en vil, fea o vulgar o llegará hasta los límites de la belleza, como tú gustes mirarlo.

Ahora, ¿no es algo maravilloso que el Padre se convierta en todo aquello que tú desees o percibas, simplemente a través de los antojos de tus procesos de pensamiento? Por supuesto que lo es ¡Eso es amor!

Tú puedes hacer con el pensamiento cualquier cosa que desees, pues el amor del Padre por ti es constante. No importa cuán vil o miserable percibas la vida que Dios es, para él sigue siendo él mismo. Sigue siendo Dios, sigue siendo puro, y sigue siendo amado. Esa promesa es inquebrantable porque el Padre, en sí mismo, carece totalmente de actitudes; simplemente es.

El amor entre tú y Dios no tiene condición. Si el Padre censurara tus pensamientos de alguna manera, o limitara tu experiencia de la totalidad de la vida que él es, no tendrías la libertad de continuar su expansión hasta la eternidad. Ni obtendrías la sabiduría de tus aventuras en el pensamiento, para poder entender el amor y la alegría que el Padre realmente es en su supremo estado de ser.

Dios te ama en completa libertad para que hagas siempre lo que te plazca, pues tu voluntad es su voluntad. Este es el pacto entre Dios y sus hijos entre Dios y él mismo. Cualquier cosa que hagas, adonde quiera que te aventures, siempre serás amado. Él te permite hacer todo lo que desees, porque sabe que eres siempre continuo y que nada podrá nunca separarte de él. El Padre no ha creado nada que sea superior a sí mismo que pueda jamás arrebatarte tu fuerza vital. Por eso, tú siempre existirás. Y cuando tu vida haya concluido, habrá otra... y tendrás la libertad de crearla como quiera que elijas.

Tú vivirás esta vida y todas las que vendrán de acuerdo con tu propia voluntad. Y lo que te ha dado la libertad de hacer esto es aquello que te ama, aquello llamado tu Padre, Dios Todopoderoso, el amante de todas las cosas.

Ustedes son entidades libres. ¿Cómo? Gracias al poder llamado voluntad y a la facultad llamada amor.

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