La
que sigue es una hermosa historia que nos ofrece la posibilidad de comprender
de manera más profunda, la importancia de dar en nuestra vida. Espero que os
sea muy útil en vuestro camino.
Un
mes después de su boda, Cami Walker, de 33 años, fue diagnosticada con
esclerosis múltiple (EM), una enfermedad autoinmune que afecta los nervios en
el cerebro y la medula espinal. Haciendo memoria, ella se dio cuenta de que
había estado teniendo muchos síntomas por casi una década, pero que nunca se
habían presentado lo suficientemente cerca uno del otro como para que los
doctores identificaran la EM.
A
medida que la EM progresa, trae consigo innumerables síntomas debilitantes y
agonizantes; Walker apenas podía caminar, estaba constantemente con intenso
dolor y había perdido visión en un ojo. No era sorprendente que estuviera
enojada, resentida y deprimida. Su vida como la conocía estaba destruida. La
dicha de ser una recién casada fue remplazada por frecuentes viajes a la sala
de emergencias. Su floreciente carrera en publicidad estaba arruinada. No tenía
nada más que frascos de pastillas y su propia miseria.
Al
no tener nada que perder, tomó el poco convencional consejo de su mentor
espiritual de dar 29 regalos durante 29 días. En su libro, 29 Gifts (29
regalos), ella describe su sorpresa al hacerse más fuerte a medida que se
enfocaba en lo que ella podía dar. Encontró reservas ocultas de optimismo, fe y
generosidad. Al final de los 29 días, estaba trabajando media jornada,
caminando, y sus niveles de dolor eran manejables. Y tanto su pasión por vivir
como su firme creencia de que su vida tenía un propósito único, se reavivaron.
El
desafío de Walker resonó profundamente conmigo, ya que mi esposo sufre de
fibromialgia (también una enfermedad crónica autoinmune). He presenciado con
mis propios ojos todos los desgastantes desafíos de una enfermedad crónica.
Independientemente de si uno sigue o no el proyecto de los “29 regalos”, las
lecciones de su proyecto y el movimiento que ella ha encabezado muestran cómo
una mentalidad de dar nos proporciona una existencia más significativa y
alegre.
1. Los regalos más
significativos no son físicos
Los
regalos más significativos que podemos dar no cuestan ni un solo centavo. La
lista es interminable: El tiempo es un lujo en estos días; darles a tus hijos o
a tus seres queridos atención completa. Una llamada a una amiga en una
situación difícil. Un abrazo a alguien que se ve que lo necesita. Un email a
una vieja amiga para decirle que estás pensando en ella. Una visita a un pariente
anciano. Preparar la cena para tu familia. Recoger a los niños de la escuela
incluso si no es tu turno. Un oído dispuesto a escuchar a alguien que necesita
descargarse. Una sincera palabra de agradecimiento a un colega que trabaja
duro.
2. Sin importar cuán
limitado seas, siempre tendrás algo que ofrecer
Walker
estaba severamente limitada: físicamente, económicamente y emocionalmente. Pero
una vez que volteó su mirada hacia fuera y se enfocó en lo que ella sí tenía
para dar, encontró que tenía una abundancia de recursos inesperados para
compartir con el mundo. Darle un pañuelo a una amiga que lloraba en su grupo de
apoyo mostraba que le importaba y que sentía su dolor. Escasez o abundancia es
una perspectiva, no una realidad. Cuando sentimos que no tenemos suficiente,
nos enfocamos en lo que nos falta y nos sentimos avaros y asustados. Cuando nos
damos cuenta de cuán bendecidos somos y cuánto tenemos para ofrecerle al mundo,
empezamos a sentirnos agradecidos y valiosos.
3. La forma en la que nos vemos
a nosotros mism@s influencia nuestra vida
Vernos
a nosotros mismos como “carentes”, como que nos falta algo, genera que entremos
en una modalidad de auto preservación. Nos aferramos a lo que podemos: tiempo,
energía, dinero, inversión emocional. No confiamos en que hay suficiente y
vivimos con miedo de ser despojados. Pero al escoger vernos a nosotros mismos
como conductos de la infinita bondad de Dios, podemos darnos cuenta que hay
abundancia de recursos y que no tenemos que ser avaros. Esto lleva a generosidad
y a una habilidad de dar sin temor a que nos falte. Y como resultado, nos
conectamos más con las personas a nuestro alrededor.
4. Sé un receptor amable
Walker
cuenta una historia de cómo su acupunturista (además de darle tratamientos
gratis), la llevaba de ida y de regreso a su oficina en medio del pesado
tráfico de Los Ángeles. Ella estaba luchando para aceptar esto hasta que se dio
cuenta que aceptar amablemente era la mejor respuesta que podía haber.
Es
fácil sentirse mal cuando las personas son amables con nosotros. No nos
sentimos merecedores de recibir amor. “No deberías haber comprado nada”,
decimos menospreciando la amabilidad. Pero cuando las personas hacen cosas o
nos dan regalos, ellos quieren que estemos felices. Así que sé amable. Deja de
lado tu incompetencia y cree en que sí eres merecedor/a de recibir amor.
Recibir amablemente es un gran regalo en sí mismo que trae mucha alegría al
dador.
5. Darse a uno mismo es
crucial
Dar
conscientemente significa saber discernir cuándo necesitas darte a ti mismo. Tu
cuerpo es el vehículo que Dios te dio para expresar el potencial de tu alma,
así que sé amable con él. Asegurarte de que tengas una buena noche de sueño y
una comida saludable, y dedicar tiempo para hacer ejercicio es igual de
importante que darles a otras personas. Emocionalmente, uno también necesita
nutrirse a sí mismo. Darte a ti mismo reconocimiento y cumplidos, y también
perdonarte por tus errores, es el punto de partida para darle a otros. Tu alma
también necesita nutrirse; necesita aprendizaje, relaciones e inspiración para
seguir avanzando. Estas cosas no son egoístas sino que son lo que nos permite
dar a otros en el futuro.
fuente:aishlatino
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