Cuando lo leí supe que tenía que compartirlo con
tod@s vosotr@s. Somos much@s los que hemos tenido, tenemos y tendremos gatos, y
verles partir es siempre un sufrimiento para l@s que aquí quedamos.
Mi cabeza no hacía más que recordarme ese momento.
Me imaginaba llegando a casa después de trabajar, abriendo la puerta y
esperando a ese pequeño amiguito que durante tantos años, todos y cada uno de
sus días, me había estado esperando para saludarme y frotarse contra mis
piernas suplicando mis caricias. Pero él ya no estaba. Tan sólo aquel vacío que
inundaba la casa en silencio. Un silencio que me rasgaba por dentro y me
impedía respirar con facilidad. Me faltaba el aire, no podía creerlo. Nunca más
volvería a verlo.
Y allí estábamos los dos. Él recostado sobre aquella
fría mesa de acero y yo a su lado acariciándolo. De pie, con un nudo en la
garganta y con las lágrimas asomándose en mis ojos. El veterinario había
soltado su veredicto. “Tu gato está sufriendo. Ha llegado el momento de que
decidas hasta cuando quieres que continúe su tormento”, me había espetado, cual
losa pesada que hacía que me tambalease y tuviese que sujetarme a la mesa para
no caer.
La decisión es tuya. Quizás una de las peores
encrucijadas que la vida te depara. Decidir si sigue contigo, pero sufriendo, o
dejarlo marchar para siempre. Una parte de ti te grita que termines con ese
dolor, mientras otra no soporta la terrible idea de no volver a verlo. Y es
entonces cuando le miras a los ojos y lo ves. Ves su sufrimiento en su mirada.
Él te mira y lo sientes. Sientes cada parte de tu cuerpo estremecerse como si
tu vida se fuera en ello. Sientes su dolor y lo haces tuyo. Y lo entiendes.
Entiendes que ha llegado el momento. Maldices todo lo maldecible por tener que
tomar ese camino. Te acercas suavemente a él y con toda la poca entereza que te
queda se lo dices. Le dices que siempre estará contigo en tu memoria y en tu
corazón y que vaya donde vaya algún día os encontraréis. Porque él es para ti
lo que tu eres para él. Ese gran amor incondicional que sólo tu gato, tu gran
amigo, ha sabido darte.
Te despides con un “hasta siempre mi vida” porque
sabes que ésta ya nunca volverá a ser la misma.
Este escrito es para ayudar a todas aquellas
personas que han perdido a su gato o que están cercanos a vivir ese momento.
Personas que se encuentran solas, que creen que nadie entenderá su sufrimiento
por un animal o, simplemente, no saben expresar el dolor que les aflige la
pérdida. Es para demostrarles que no es así, que no están solas. Que muchos
sentimos lo mismo y sabemos que nuestros gatos significan para nosotros más de
lo que algunos piensan. Son parte de nuestra familia y es normal sentirnos así.
Preparando la partida
Aunque bien es cierto que no siempre se sabe cuándo
nuestro amiguito está cerca de partir, en algunos casos, esto es fácilmente
deducible porque padece una enfermedad o porque tiene ya una avanzada edad.
En caso de enfermedad, y si éste está sufriendo,
tendrá que ser nuestro veterinario el que nos explique el procedimiento y nos
de posibles opciones. Tenemos que tener en cuenta que la eutanasia, aún siendo
una difícil decisión, no deja de ser la opción más humana para evitar que
nuestro amigo siga sufriendo y pueda descansar. Se trata también de un
procedimiento que nos permite asistir y acompañar a nuestro gato en sus últimos
momentos, estando, si lo deseamos, al lado de él hasta que se apague su luz.
Si no se trata de una enfermedad y es simplemente
porque tiene ya una avanzada edad, sólo te diremos que disfrutes de su
compañía. Cada día es un regalo. Probablemente ya no tenga la vitalidad de
antaño y lo único que busque sea tu tranquila compañía. Haz que sus últimos
días sean únicos. Que sienta de verdad tu cariño y tu agradecimiento por
haberte dado todo ese amor incondicional durante tantos años. Sabes que nunca
volverás a convivir con otro gato igual y que, después de tanto tiempo, él forma
parte de ti como tu formas parte de él. Ve mentalizándote para su inevitable
partida y piensa que no se trata de un adiós, sino de un hasta luego.
Llegado el momento…
Es inevitable que llegado el momento nuestro
sentimiento sea de dolor y angustia. No en vano se trata de un amigo que ha
pasado, en el mejor de los casos, casi dos décadas a nuestro lado, en lo bueno
y en lo malo. Pocas personas en nuestra vida encontraremos que lleguen a tener
una unión tan cercana a nosotros.
Por todo esto, será normal dejar que fluyan nuestros
sentimientos. Exteriorizarlos o no depende de cada persona y de cómo le ayude.
Cabe la posibilidad incluso de hacerle un ritual de despedida si así lo siente
la persona y, de esta forma, poder rendirle homenaje a nuestro querido amigo.
Esto ayuda también a establecer un antes y un después que contribuye a que
aceptemos el cambio.
En el caso de que el gatito haya convivido con
niños, sería recomendable explicarles a estos que es lo que sucede y ayudarles
a afrontar la pérdida. Para ello contamos con la ventaja de que poseen una gran
imaginación. Gracias a ella podremos dibujar una realidad parecida, en modo
cuento por ejemplo, que sea menos traumática para los niños. En el caso de que
estén más cerca de la adolescencia, éste sería el momento de aclararles dudas
sobre la vida y la muerte. Si de lo que se trata es de personas mayores, sería
recomendable estar muy pendientes de ellos. La proximidad de esa última etapa
de la vida y el hecho de que en algunas ocasiones el gato fuera su única
compañía, hace que esta pérdida sea especialmente dolorosa.
Si bien es cierto que no siempre ocurre, debemos
tener en cuenta también a otros gatos que convivan normalmente con el
fallecido. Aunque pensemos que son animales independientes, ellos también lo
sienten y pueden llegar a modificar su conducta. De forma que podrían dormir
más, comer menos o incluso ser más ruidosos. Sería recomendable no cambiar
demasiado nuestra rutina ni el entorno en el que habitan para que puedan recuperarse
lo antes posible. Según diversos estudios, está demostrado que estos gatos
vuelven a la normalidad antes de los 6 meses después del fallecimiento.
Cómo superar la muerte de un gato
Para poder superar la muerte de un gato es importante
saber que no existe un único camino ya que, igual que no hay dos personas
iguales, tampoco existe una fórmula exacta para poder afrontarlo. Cada uno lo
experimenta y lo siente a su manera, de ahí que queramos hablar aquí de varias
formas de poder superarlo.
*Llora todo lo que necesites
si es que lo necesitas. No te preocupes por exteriorizar tus sentimientos y no
te reprimas. Recuerda que tu gato es tu familia y, aunque no todo el mundo lo
entienda, es la mejor forma de poder sobreponerse. No hagas caso de la gente
que piense que “era sólo un gato”. Son personas que desconocen lo que un gato
aporta a nuestras vidas. Él era tu amigo, tu compañero y uno de tus mayores
apoyos en esta etapa, y necesitas pasar ese duelo como forma de poder procesar
su muerte.
*Es probable que sientas
dolor, ira, negación, culpa, ansiedad,… sobre todo si tuviste que despedirte de
él de forma precipitada o por alguna enfermedad. Es totalmente normal y forma
parte del proceso de duelo por la pérdida. Y recuerda: “tú no eres responsable
de su muerte “. Lo único que tienes que hacer es tratar de asumir la pérdida lo
antes posible. Digamos que es una forma de “tocar fondo” para, a partir de ahí,
ir mejorando anímicamente.
*Comparte tu dolor con
personas que sabes que van a entenderte. Normalmente son aquellos que también
conviven con un gato y lo quieren. Hazlo también con familiares y amigos
cercanos. Háblales de él, de cómo era, de las cosas que le gustaban, de cómo lo
querías,… Esta forma de expresar tus emociones y abrirte a la gente hace que te
sientas menos sólo y aislado y te ayude a superarlo antes.
*Puedes encontrar personas que
están, o han pasado por tu misma situación, en grupos de apoyo y que también
han perdido a su gato. Por increíble que parezca existen y ayudan mucho a
superarlo.
*Pasado un tiempo prudencial,
busca una actividad o actividades que te llenen o, aún sin hacerlo, te
mantengan entretenido y te obliguen a socializar con otras personas evitando
así el permanecer aislado y el poder caer en una depresión. Por supuesto,
puedes tener tu tiempo de soledad, pero siempre de forma equilibrada.
*Si a pesar de todo esto
continúas con apatía, depresión o incluso padeces de insomnio, consulta a un
profesional. Un psicólogo puede darte las claves exactas para poder superarlo.
*Incorporar a otro gato puede
ayudarnos a progresar. Y es que pensamos que éste debería de entrar en nuestra
vida una vez hayamos pasado el período de duelo ya que corremos el riesgo de
intentar sustituir a nuestro gran amigo por este nuevo gatito.
*Como opciones para recordar a
nuestro gato con el pasar de los años, existen diversas formas de poder
hacerlo. Como son: enterrarlo en un lugar donde poder visitarlo, hacerle un
servicio conmemorativo, plantar un árbol en su memoria, crear un álbum con sus
fotos, subir éstas a algún cementerio virtual, hacer una donación benéfica en
su nombre, etc. La opción que a nosotros más nos gusta es la de adoptar a otro
gatito que necesite de nuestro cariño y poder darle la misma calidad de vida
que tuvo nuestro gran amigo.
Diversos estudios han demostrado que la muerte de un
gato puede ocasionar problemas de insomnio e incluso alimenticios. También se
ha llegado a la conclusión de que las personas que conviven con un gato tardan
más tiempo en superar su pérdida que las que conviven con un perro. A pesar de
todo, podemos afirmar que con el tiempo todo se supera y que “preferimos haber
amado y haber perdido que jamás haber amado“.
¿Y vosotros, habéis perdido a algún pequeño gran
amigo? Si quieres puedes comentar tu experiencia para poder así ayudar a otras
personas que estén pasando por esta difícil situación.
fuente:congdegato
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