Es importantísimo cuidar de uno mismo, tanto a nivel físico como mental, al igual que lo haríamos con un amigo o familiar muy querido.
Practicar la autocompasión
Un
ingrediente crucial en la salud emocional es la autocompasión, que consideramos
como la práctica básica para tratarse a uno mismo con aceptación, amabilidad y
gentileza, de la misma manera que trataríamos a otra persona que nos importara
de verdad.
Pero la
amabilidad es solo una parte. La atención plena (la práctica de prestar
atención a lo que sucede dentro y alrededor de nosotros con una actitud no crítica) y ser consciente del
sufrimiento de los demás son componentes importantes de la autocompasión. Esto
ayuda a:
Disminuir
la autocrítica.
Aumentar
la sensación de conexión con los demás.
Promover
mejores respuestas emocionales frente al estrés de la vida cotidiana.
Prestar atención
Cuando prestamos atención, nos volvemos más
conscientes de dónde tendemos a juzgarnos o criticarnos a nosotros mismos o a
los demás con dureza, y cuando nos tomamos el tiempo para contemplar las
experiencias de los demás, es posible que descubramos que nuestra perspectiva
sobre nuestra propia situación es mucho menos agobiante.
Sin duda
está muy bien cultivar la autoestima para obtener una visión más positiva de nosotros
mismos pero, para no caer en el autoengaño o poder reconocer nuestras
limitaciones personales o incluso las oportunidades de mejora en nuestra vida, es
imprescindible desarrollar también la autocompasión. La autocompasión también
consiste en reconocer y aceptar nuestras imperfecciones aceptándolas con
amabilidad.
Cuidar nuestro cuerpo
El estrés
y otras emociones negativas pueden producir efectos dañinos en el cuerpo,
disminuyendo la respuesta inmune y aumentando el riesgo de enfermedades
cardiovasculares, cáncer e inflamación a todos los niveles. Las emociones
positivas, por otro lado, están relacionadas con la salud física y el
bienestar.
A la vez,
el cuerpo tiene también un efecto profundo en nuestra mente. Por ejemplo,
consumir niveles altos de omega-3 puede aumentar el estado de ánimo positivo,
reducir la impulsividad y aliviar los síntomas de la depresión. El ejercicio
regular también mejora la confianza y el estado de ánimo, además de eliminar la
fatiga y el estrés. El sueño también tiene un profundo impacto en las
emociones. Un estudio de Gallup descubrió que las personas que se iban a la
cama de mal humor pero dormían toda la noche tenían un estado de ánimo por
encima de la media al día siguiente.
La mente y el cuerpo son un sistema interconectado. Tomar decisiones positivas en un área de nuestra vida beneficia directamente al resto de áreas.
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