No es tarea fácil explicar cómo se expresa nuestra intuición y cuál es la mejor forma de utilizarla en nuestro día a día.
Las
personas suelen sentir mucha curiosidad por saber cuándo utilizan su intuición y
mucho más importante, cómo pueden desarrollar la confianza necesaria para seguir su dirección. Sin duda, describir la
intuición es bastante más fácil que tratar de ponerla en términos definitivos,
porque se expresa de manera diferente en cada uno de nosotros.
Estamos
tan condicionados a utilizar nuestros cinco sentidos físicos (vista, oído,
tacto, gusto y olfato), que esperamos que la intuición sea algo igualmente
tangible. Esperamos que sea en blanco y negro, y definitivamente no lo es. La
intuición es el proceso sensorial que revela su información a través de las
imágenes que dibuja en nuestra mente y la tranquila voz interior que escuchamos
a través de nuestro cuerpo. Los cinco sentidos físicos son fáciles de entender
y relacionarse. La intuición, o el "sexto sentido", requiere que
confiemos y no que sepamos.
Cada uno
de nosotros es un ser intuitivo, incluso aquellos que creen que están faltos de
esta sensibilidad. Una persona no tiene que ser psíquica para ser intuitiva o
para usar su intuición con el propósito de realizar un análisis de diagnóstico
del cuerpo. La intuición es uno de nuestros instintos naturales y es parte
fundamental de nuestro procesamiento mental. De hecho, es tan integral que la
mayoría de las veces la damos por sentado o ni siquiera somos conscientes de
que la estamos utilizando. El procesamiento mental intuitivo generalmente se
asocia con el funcionamiento de la parte derecha del cerebro. Sin embargo, es
realmente un pensamiento que implica todo el cerebro. Utilizamos nuestra
intuición como un medio para proporcionar una forma diferente de ver las
situaciones, como un medio para obtener una perspectiva completa de lo que está
sucediendo.
La
intuición es como un indicador meteorológico. Nos indica cuáles son las
condiciones actuales y nos alerta cuando hay cambios en el aire. Es el vehículo
a través del cual nuestro espíritu se expresa en el mundo exterior, y ve las
situaciones y desafíos que la vida nos presenta desde un punto de vista
holístico. Es la parte conceptual de nuestro pensamiento y lo que le permite a
la mente crear nuevas ideas. Su chispa enciende la llama y alimenta los fuegos
que nos impulsan a manifestar nuestros sueños, y su energía nos proporciona la
inspiración necesaria para animarnos a seguir nuestras visiones. El uso de la
intuición nos anima a mirar las posibilidades y explorar lo desconocido. Es como
sumergirse en una aventura diaria.
La
intuición a menudo puede proporcionar las respuestas a los problemas cuando la
mente consciente es incapaz. No se expresa a través de los cinco sentidos o la
parte izquierda de nuestro cerebro, sino a través de imágenes, sueños,
recuerdos, sentimientos e impresiones que se almacenan en la parte derecha del
cerebro. La información intuitiva se revela a la mente consciente en forma de
emociones, que se comunican químicamente con el cuerpo físico a través de reacciones
como las corazonadas, ráfagas repentinas de perspicacia o destellos de
conciencia inesperados. A todos nos ha pasado en alguna ocasión que hemos
sabido quien iba a llamar antes de que lo hiciera. O por ejemplo, tener una
idea y simplemente saber que era iba a triunfar. O tal vez batallar con un
problema para al final encontrar la solución en un sueño. Así funciona la intuición
cuando trabaja bien.
Algo que
suele preocupar a las personas es averiguar cómo desarrollar o perfeccionar sus
habilidades intuitivas. El primer paso y también el más obvio es crear
conciencia a nuestro alrededor, prestar atención a cómo nos expresamos y
practicarlo, integrándolo en nuestra vida diaria para que sentirnos cómodos con
ello. Cuanto más lo utilicemos, más confiaremos en este sexto sentido, así como
en la información que nos puede brindar.
Otro
elemento importante en el desarrollo de las habilidades intuitivas es no
trabajar demasiado para conseguir ser intuitivo. La intuición no es algo a lo
que se pueda acceder cuando nuestra mente está activa o enfocada hacia el
exterior. Requiere de una mente y un cuerpo relajados. El enfoque debe ser
interno e introspectivo para permitir que la información que puede proporcionarnos
fluya libremente. También requiere tiempo y falta de expectativas para poder
mirar la situación o problema desde todas las perspectivas posibles.
La
integración de la intuición en nuestra vida cotidiana aumenta también nuestra
conciencia sensorial. Además, nos empodera y expande nuestra conciencia,
abriendo una forma completamente nueva de ver la vida y preparándonos para
hacer frente a cualquier cambio. Esto acaba reduciendo la ansiedad y el miedo
en nuestra vida, dos de nuestras emociones más poderosas y capaces de crear mucho
estrés en el cuerpo físico y un importante desequilibrio en el cuerpo
energético, facilitando la creación de la enfermedad.
La intuición y nuestro estado de
salud
El sistema
energético es muy eficaz para comunicar nuestro estado de salud y con un poco
de práctica, podemos ser capaces de realizar nuestro propio chequeo de
diagnóstico. La forma más rápida es aprendiendo a dejar que nuestras manos lean
nuestro campo de energía. Las manos, y particularmente las yemas de los dedos,
son instrumentos muy sensibles que pueden escanear el cuerpo físico para sentir
dónde hay desequilibrios.
Si el
sistema energético es fuerte y vital, entonces sentiremos calidez en todas las
áreas que se examinemos. Sin embargo, si hay congestión o agotamiento de
energía, entonces sentiremos puntos fríos o áreas donde apenas podemos sentir
calor. Si por ejemplo existe una sobre estimulación química de una glándula
endocrina o una protuberancia energética, entonces el área afectada se sentirá caliente
o incluso muy caliente.
Veamos un
pequeño ejemplo que nos permitirá comprender mejor de qué manera el sistema energético
y el cuerpo físico se afectan entre sí. Digamos que estamos en una conversación
en la que intentamos expresar nuestros pensamientos sobre un tema en particular.
El problema es que la persona con la que estamos hablando no parece entender lo
que tratamos de decir o no puede apreciar la importancia del punto e vista que
estamos tratando de expresar. Cuanto más intentamos transmitir nuestro punto de
vista, más frustrados nos sentimos. A medida que aumenta nuestra frustración,
también lo hace nuestro nivel de estrés. Esta reacción emocional hace que el
sistema de energía haga sonar la alarma y advierta al cuerpo que nuestra
reacción está teniendo un impacto negativo en el cuerpo físico.
Ahora,
digamos que nuestra frustración se convierte en ira. Cuanto más enojados
estamos, mayor es la gravedad del desequilibrio químico en nuestro cuerpo. El
resultado físico es que nuestra garganta se tensa. En el momento en que esto
sucede, comenzamos a tener dificultad para tragar, quizás tosamos, nos ahoguemos
o se nos rompa la voz. Estas reacciones físicas son la forma en que el sistema energético
trata de decirle al cuerpo que apague lo que está creando el desequilibrio. Si escaneáramos
el área de la garganta en el momento en que esto sucede, sentiríamos un gran
punto caliente o protuberancia de energía en esa área. A medida que la reacción
emocional disminuyera, la energía en esta área volvería a la normalidad y solo sentiríamos
calor alrededor de la garganta.
Cualquiera
de nosotros puede convertirse en un diagnosticador intuitivo hasta cierto
punto. Todo lo que se requiere es que desarrollemos nuestra intuición hasta el
punto en que nos permita leer nuestro sistema energético con el fin de
recopilar información y percibir cualquier mal funcionamiento en el cuerpo. Con
un poco de práctica y paciencia, cualquier persona puede perfeccionar sus
habilidades intuitivas de tal manera que pueda leer con precisión dónde se
producen desequilibrios de energía en el cuerpo. Sin embargo, hay un elemento
importante a tener en cuenta cuando alguien desea convertirse en un
diagnosticador preciso, y es la capacidad de distanciarse emocionalmente de la
persona que estamos leyendo, algo nada fácil de hacer, especialmente si la
persona que intentamos leer somos nosotros mismos. Si no somos capaces de
desapegarnos emocionalmente, contaminaremos la calidad de la información que nos
proporcione nuestra intuición, distorsionaremos la información para sentirnos
seguros, o negaremos lo que percibimos como si no tuviera validez.
La mejor
manera de comenzar el proceso de convertirnos en nuestro propio diagnosticador
es aprender a leer nuestra propia energía y cuerpo. Comencemos por prestar
atención a cómo nuestra intuición se comunica con nosotros. Se revela a través
de sentimientos instintivos?? Quizás con un presentimiento o un repentino
destello de intuición, o tal vez incluso sintiendo piel de gallina al darnos
cuenta de que "simplemente sabemos algo porque lo sabemos sin más". Es
preciso prestar atención a las impresiones que nos envía nuestra intuición.
Escuchemos cuando nos dice que algo no está bien o no está equilibrado o
sincronizado. Cuando tengamos esos sentimientos, preguntemos a nuestra
intuición en qué parte del cuerpo hay desequilibrio y qué lo está causando. Si
prestamos atención, incluso nos dirá lo que se necesitamos hacer para
restablecer el equilibrio.
La primera impresión
Cuando utilicemos
la intuición para leer nuestro cuerpo, siempre es importante confiar en las
primeras impresiones. Ellas nos dirán con precisión lo que está sucediendo
dentro del cuerpo. No descartemos ninguna impresión, incluso si es
perturbadora. Las primeras impresiones proporcionan una imagen clara de lo que
realmente está sucediendo, ya que aún no han sido distorsionadas por nuestras
emociones. Si recibimos el mensaje de que algo anda mal, actuemos de acuerdo
con esa información. Las primeras impresiones siempre son muy útiles, y nueve
de cada diez veces serán correctas.
No es
necesario ver literalmente el sistema de energía humano para ser un
diagnosticador energético. Es posible desarrollar una habilidad llamada visión
simbólica. De hecho, muchos curanderos y sanadores dotados y también diagnosticadores
intuitivos trabajan desde esta visión simbólica. La visión simbólica nos
permite trabajar con el simbolismo de lo que está sucediendo en nuestra vida y
conectar ese simbolismo con lo que está sucediendo dentro de nuestro cuerpo
físico. Por ejemplo, cuando una persona siente que la vida la está golpeando,
entonces su cuerpo responde sintiéndose golpeado y cansado. Cuando alguien
tiene un antojo de dulces, tal vez esté anhelando dulcificar otras áreas de su
vida, como la autoestima, la abundancia económica, el amor o las relaciones. Por
ejemplo, los problemas respiratorios se simbolizan con la sensación de sofoco;
tener problemas financieros se nota en la parte baja de la espalda; la
incapacidad para enfrentar la vida se manifiesta a través de alguna enfermedad
mental; no ser lo suficientemente bueno se manifiesta con enfermedades
autoinmunes y anemia.
Teclas de diagnóstico intuitivas
Es importante
aprender a escuchar nuestras emociones, pasar tiempo con ellas. No nos apresuremos
a esconderlas o hacer que desaparezcan porque ellas nos proporcionan la dirección.
Son indicadores que envían mensajes muy claros de cómo nos sentimos tanto
energética como físicamente. Si nos sentimos positivos y optimistas, el nivel
de energía aumenta y todo el cuerpo responde sintiéndose bien. Si nos sentimos
deprimidos, entonces el nivel de energía disminuye, el cuerpo se siente cansado
y letárgico. La confusión provoca un desequilibrio químico en el cerebro y el
pensamiento se nubla. La sensación de estar fuera de control provoca una
pérdida de energía en todo el cuerpo. El resentimiento drena la energía del
área del estómago. La sensación de que se aprovechan de nosotros provoca una
pérdida de energía en el corazón. La ira hacia los demás drena las extremidades
inferiores de energía. Las emociones pueden incluso decirnos si nos estamos
aferrando a viejas heridas emocionales y si usamos estas heridas para manipular
a otros y obtener así lo que queremos o incluso para sentir lástima por nosotros
mismos.
Comencemos
a prestar atención a cómo interactuamos con las personas en nuestra vida:
familiares, amigos y compañeros de trabajo. Nos rodeamos de personas que nos
aportan energía o nos agotan? Cómo reaccionamos emocionalmente ante este tipo
de personas? Las personas en nuestra vida nos apoyan o quieren que dependamos
de ellas? Nos permiten permanecer heridos emocionalmente o fomentan el
crecimiento y el cambio? Escuchemos siempre a nuestra intuición cuando se trata
de tratar con los demás, ya que esto nos proporcionará una imagen clara de lo
que realmente está sucediendo. Aprendamos a leer nuestros patrones de
comportamiento cuando nos encontremos cerca de otros. Si nuestro comportamiento
es sumiso, entonces atraeremos a personas que intentarán controlarnos. Si enviamos
el mensaje de que somos emocionalmente vulnerables, la gente lo notará y se
aprovechará de nosotros. Nuestro comportamiento le dice a la gente que somos
una víctima? Si es así, esto explicaría por qué atraemos a personas que dominantes
y agresivas.
El escaneo corporal
El proceso
de escaneo corporal permite que la intuición participe en nuestra evaluación
energética y perfecciona nuestra habilidad para sensibilizarnos a los
desequilibrios energéticos. A través del proceso de escaneo, recibiremos
impresiones que nos indicarán dónde estamos, tanto energética como físicamente.
Un buen
momento es aprovechar un ejercicio de meditación, ya sea en la mañana o a última
hora del día. Comenzamos en la cabeza o la coronilla y avanzamos hacia abajo
hasta los dedos de los pies. Debemos pasar algún tiempo en cada sección de nuestro
cuerpo. Pasamos las manos por cada parte del cuerpo para localizar cualquier punto
caliente, protuberancia o agotamiento de energía. El cuerpo suele ser muy
efectivo para comunicar dónde hay desequilibrios. Por lo general, transmitirá
estos desequilibrios físicamente a través de dolores y áreas donde percibimos
alguna molestia. Cuando se produce un bloqueo, por lo general suele haber algún
tipo de inflamación o acumulación de calor en esa parte del cuerpo.
La técnica
de escaneo corporal utiliza completamente nuestra conciencia intuitiva, al
llamar la atención sobre las impresiones que envía. Cuando recibamos una
impresión que nos alerte de que hay algo desequilibrado, dediquemos un poco más
de tiempo a esa impresión para determinar en qué parte del cuerpo lo estamos
sintiendo.
Por
ejemplo, si estamos escaneando el cuerpo intuitivamente y tenemos la impresión
de que nuestro estómago está ardiendo, dediquemos tiempo a explorar por qué
está ocurriendo esto en esa área. Hagamos algunas preguntas: Podría el
desequilibrio ser causado por algo que hemos comido? Hemos estado bajo mucho
estrés últimamente, y es aquí donde llevamos nuestros problemas de estrés? Hemos
estado sufriendo de indigestión frecuentemente durante un período prolongado de
tiempo? Es la gravedad de la incomodidad suficiente para que nuestra mente se
alarme? Si es así, entonces probablemente sea el momento de acudir a un médico
o un profesional holístico, según el sistema de creencias de cada uno. Recordemos
que el cuerpo nos dirá lo que necesita; sólo tenemos que tomarnos el tiempo
para escucharlo.
El diario energético
También podemos
llevar un diario de energía. Esto nos ayudará a rastrear los ciclos de energía
que cada uno de nosotros tiene. Algunas personas son madrugadoras, mientras que
otras son noctámbulas. Algunas comienzan su día con energía a las tres de la
tarde, mientras que otras están listas para una siesta. Es importante reconocer
cuándo nos siente con energía y cuándo estamos energéticamente bajos.
Comencemos
a prestar atención a qué o quién consume nuestra energía y, si es posible, alejarnos
de esas cosas o personas cuando nos encontremos en un ciclo bajo. Evitemos
tareas que requieran gastar grandes cantidades de energía en los tiempos de
inactividad. Mantengámonos alejados de tener que lidiar con problemas
emocionales cuando nos sentimos deprimidos o poco positivos. Es demasiado
agotador y los resultados serán menos de los deseados. Además, nunca debemos
tratar los problemas emocionales antes de irnos a dormir, o nos despertaremos
al día siguiente con la energía agotada y físicamente cansados. Tratemos de
lidiar con los problemas emocionales cuando estemos en nuestro ciclo de alta
energía.
Cuando se comienza con el proceso de ser cada uno su propio diagnosticador, puede tomar un poco de tiempo acostumbrarse. Si nos damos tiempo, esto se convertirá en una segunda naturaleza para cada uno de nosotros y las recompensas serán muchas. Sin duda, todo cambio atrae más cambios a nuestra vida, así que estemos preparados para todo lo bueno que ha de venir.
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