No es extraño que muchas personas noten un cambio importante en sus relaciones personales a medida que avanzan en el despertar de la Consciencia.
Estos cambios de amistades suelen comenzar cuando
empieza a ser difícil o incómodo hablar con otros sobre temas espirituales. A
menudo nos sentimos solos en nuestras creencias. Sin ir más lejos, yo misma he
pasado por este tipo de situaciones a lo largo de los años, pero a todo se
acostumbra uno, no sin antes haber comprendido la razón por la que esto sucede.
Así que nadie se sienta solo, porque son cada día más los que se suman a este selecto club. 😉
A lo largo del tiempo, he perdido a muchos
amig@s, muchos más de los que os podáis imaginar, pero no creáis que esto me
entristece, ya que soy plenamente consciente que para que nuevas personas
puedan entrar en mi vida, otros deben abandonarla. Así que todo sigue en
perfecto orden. Todo ES como debe ser.
Muchas personas no son capaces de dar un paso en
firme para intentar alejarse del pensamiento colectivo, siempre tan dañino y
restrictivo. De hecho, no es tarea fácil, y se necesita una gran convicción y
más determinación para lograrlo, además de un importante abandono del ego, uno
de nuestros principales enemigos. Cuando uno se libera de buena parte de su
ego, entonces comienza a ver la luz al final del túnel, y es capaz de dejar de
preocuparse por la conformidad y la presión de grupo, facilitando ese anhelado
alejamiento. Poner distancia a menudo ayuda a poder ser uno mismo.
El pensamiento grupal o colectivo es un fenómeno
psicológico que estructura varios sistemas de creencias dentro de un grupo de
personas (a veces ocupa países enteros o zonas muy grandes del planeta), mientras
desalienta la creatividad individual y el pensamiento independiente. Incluso
dentro de un grupo de personas espiritualmente despiertas, podemos encontrar el
pensamiento grupal.
Si observamos la historia registrada de la
humanidad, veremos que esta historia es simplemente la interpretación de
alguien de un evento histórico o proceso evolutivo, respaldada por testimonios
de testigos presenciales, datos científicos, videos o fe. La verdad real puede
estar oculta o distorsionada por muchas razones, pero principalmente suele
estarlo debido al control y el poder. Si hurgamos en los orígenes de la
humanidad, encontraremos una plétora de mitos de la creación de todas las
culturas con diferentes fechas de nuestra existencia. ¿Y quién tiene razón?
Probablemente nadie.
Cuando uno intenta hablar con otros sobre el mito
de la creación, el 99% tiende a quedarse dentro su sistema de creencias, que
suele estar bien respaldado por la historia de la creación de la religión, que
data de 4000 a.C. Y si nos atrevemos a plantear preguntas sobre nuestros
verdaderos orígenes, entonces suelen separar a las personas y las relaciones
entre aquellos que piensan fuera y dentro de esa caja donde se guarda su sistema
de creencias.
Cuando surgen temas sobre el universo, los chakras, las
puertas espirituales o agujeros de gusano, e incluso la ascensión o iluminación
espiritual, a menudo causan discrepancias y cierta tensión. Es difícil para
cualquiera admitir que ha sido engañado durante toda su vida y aún más difícil
admitir que posiblemente estaba equivocado en casi todas sus suposiciones.
Este es un excelente ejemplo de cómo nuestros
sistemas educativos nos mantienen encerrados dentro de esa caja de creencias
impuestas que nos impiden cuestionar algo de lo que nos han enseñado. Los que
permanecen dentro de la caja tienen miedo de lo que otros puedan pensar si se
aventuran a salir de esa caja comunitaria tan valiosa, por lo que se mantienen complacientes y sumisos mientras
se ajustan a lo que dicta la sociedad en lugar de confiar en su propio
discernimiento y juicio. Una mayoría de personas son capaces de vivir toda su
vida, fingiendo ser lo que la sociedad espera que sean y ni siquiera haberse
dado cuenta. Es así de increíble.
Desde la perspectiva del ego, nuestros
pensamientos son básicamente cultivados por lo que hemos aprendido de nuestra
familia, amigos, sistemas educativos y creencias religiosas, pero ¿qué nos han
enseñado realmente? ¿Qué podemos decir sobre cualquier cosa que no nos haya
sido regurgitada por otra persona?
Como demuestran las regresiones o lecturas psíquicas
de vidas pasadas, nuestras vidas anteriores y la historia del alma permanecen
latentes en nuestro ADN celular y pueden recordarse a través de nuestras mentes
subconscientes a través de la hipno-terapia por ejemplo o ser descifradas a través
de las lecturas psíquicas. Dentro de nuestro ADN celular, se mantiene el recuerdo
de estar con Dios o Consciencia, junto con todas las cosas que queríamos
conseguir durante esta encarnación, así como todos los desafíos que queríamos
superar y todas las personas que nos llevarían hasta donde hemos llegado. Esto también
incluye a las personas que han ido y venido a lo largo de nuestras vidas.
A veces, proyectamos ser alguien que esperamos
que otros vean en nosotros. En psicología, esto se conoce como el yo en la
sombra, donde proyectamos una identidad que se ajusta a cómo otras personas
pueden percibirnos en lugar de ser fieles a quienes realmente somos. Algunas
personas pueden descubrir que nunca supieron quiénes eran porque vivieron sus
vidas a través de las expectativas de cómo los demás los percibirían.
Aquellos que han comenzado su viaje espiritual
también pueden estar enfrentando estos problemas, lo que inicialmente crea una
disonancia cognitiva. La disonancia cognitiva ocurre cuando uno tiene una
sensación incómoda causada por tener ideas contradictorias simultáneamente.
Este es el período de transición por el que muchos de nosotros hemos pasado,
donde nuestras creencias han cambiado pero no estamos seguros de relacionar
estas nuevas ideas con nuestros amigos y familiares, debido al miedo o al posible
(casi seguro) rechazo.
A medida que continúan nuestro viaje espiritual,
nos sentimos más cómodos con nuestras propias creencias y menos preocupados por
cómo nuestros amigos y familiares puedan ver este despertar. Esto sucede cuando
el ego se separa del Yo y el amor disuelve el miedo. En esta coyuntura,
comenzamos a hablar con conocidos, así como como amigos y familiares, sobre
temas espirituales y metafísicos, con menos consideración sobre lo que puedan
pensar de nosotros o cómo podamos ser percibidos por los demás.
Con el tiempo, la espiritualidad será nuestro
estado de ánimo predominante y es probable que aquellos que se han alejado de
nosotros sean los primeros en pedir ayuda para adaptarse al nuevo paradigma.
Es importante recordar que no estamos solos.
Aquellos que realmente nos aman estarán a nuestro lado, pase lo que pase, y si
no lo están, es porque así debe ser por alguna razón que se nos escapa. Esas
personas que ya no forman parte de nuestras vidas, es porque ya han jugado su
papel para ayudarnos a descubrir quiénes somos. A veces, se necesita polaridad
para poder diferenciar quiénes somos y hacia dónde vamos. Aquí es donde los no despiertos ayudan inmensamente,
proporcionando ese contraste que nos permite ver las diferencias.
Si visualizamos a cada persona despierta en todo
el planeta sosteniendo una vela, probablemente nos parecerá que no alumbran
mucho, pero podéis estar seguros que contribuye en gran medida a hacer que el
mundo esté más lleno de luz y además nos mantenemos conectados, sin importar lo
lejos que estemos unos de otros. Si bien puede ser doloroso perder a algunos
amigos queridos, es importante pensar en todo lo que han aportado a nuestra
vida y para qué.
Lo más probable es que terminen algunas
relaciones antiguas con personas que, en un momento dado, fueron muy cercanas a
nosotros, solo para crear nuevas relaciones con personas de ideas más afines. Por
supuesto, esta no es una razón para sentirnos mal o culpables, y es entonces
cuando debemos recordar de nuevo que cada persona llega a nosotros por una razón,
un periodo de tiempo o para toda una vida. Cuando descubrimos cuál es, sabremos qué hacer
con cada persona.
Cuando alguien está en nuestra vida por una razón,
generalmente es para satisfacer una necesidad que hemos expresado. Han venido a
ayudarnos en una dificultad, a brindarnos orientación y apoyo, a ayudarnos
física, emocional o espiritualmente, etc. Pueden parecer como un regalo del
cielo y sin duda lo son. Están junto a nosotros por la razón por la que necesitemos
que estén.
Entonces, sin ninguna mala acción de su parte o
en el momento conveniente, esta persona dirá o hará algo para poner fin a la
relación. A veces mueren, otras veces se alejan, en ocasiones actúan y nos
obligan a tomar nosotros una posición distinta. Lo que debemos tener en cuenta
es que nuestra necesidad ha sido satisfecha y nuestro deseo cumplido, por lo
tanto, han terminado con su trabajo. La oración o petición que enviamos ha sido
respondida y ahora es momento de seguir adelante.
Algunas personas llegan a nuestra vida por un
periodo de tiempo concreto, quizás porque nos ha llegado el turno de compartir,
crecer y/o aprender. Estas personas nos traen una experiencia de paz o nos
hacen reír. Pueden enseñarnos algo que nunca hemos hecho y, por lo general, nos
aportan una increíble cantidad de alegría por alguna razón.
Las relaciones que duran toda una vida nos ofrecen
lecciones todo el tiempo, cosas sobre las que debemos construir para tener una
base emocional sólida. Nuestro trabajo es aceptar la lección, amar a esa
persona y aplicar lo que hemos aprendido en todas las demás relaciones y áreas
de nuestra vida.
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