AMAR NUESTRO CUERPO

No son pocas las personas que al acudir a una maravillosa playa, su auto-desprecio alcanza el nivel máximo al comparar su cuerpo con otros, bajo su punto de vista, mucho más bellos, mejor formados y mucho más cuidados.

Esto me hace pensar en el cuerpo en general y las personas que creen que el cuerpo es solo un vehículo para el alma. Definitivamente lo es,  pero no es únicamente un vehículo para que nuestra alma experimente. Verlo de esta forma lo hace parecer solo un traje de carne para satisfacer nuestras necesidades mundanas, y esto es poco menos que un desprecio hacia nuestro maravilloso cuerpo. 

Como ya sabemos, todo es consciencia. ABSOLUTAMENTE TODO. Y todo tiene conciencia latente en su interior, incluyendo los objetos inanimados. Por tanto, nuestros cuerpos también tienen su propia conciencia, independientemente de nuestra personalidad, espíritu o alma.

La conciencia de nuestro cuerpo es en realidad una parte de la conciencia de la madre Tierra, ya que al descomponerse regresa de nuevo a ser parte de la ella y al final todo se acaba reciclando.

Hay varios aspectos diferentes que trabajan juntos para crear esta experiencia física: la mente, el cuerpo (como consciencia) y el espíritu, y todos ellos se unen y complementan durante el período de tiempo que permanecen como ser encarnado en la tierra.

Quizás debamos ser un poco más conscientes de lo expuesto anteriormente, ya que si no fuera por nuestros cuerpos no podríamos tener la experiencia de la vida en la tierra. Nos aportan mucho más de lo que somos conscientes; por ejemplo, la capacidad de sentir y experimentar cosas como el gusto, el tacto y el olfato, y  también el amor, en el sentido más físico. una vez somos conscientes de todo lo que nos ofrece nuestro cuerpo, deberíamos preguntarnos por qué no podemos devolverle ese amor que comparte con nosotros??

Nuestro cuerpo es algo que depende de nosotros para cuidarlo y nutrirlo. Cuántas veces hemos pensado que odiamos nuestro cuerpo?? Si lo pensamos fríamente, somos muy injustos en nuestro trato con él. Pensemos en todo lo que nos ofrece cada día y todo lo que nos permite experimentar, y entonces sabremos devolverle lo que se merece, con un mejor trato y mucho más cariño hacia él.