Es
importante devolver al equilibrio un chakra bloqueado. Para ello tenemos básicamente
dos caminos. Ambas son formas muy simples y que no requieren de conocimientos previos.
Espero que os agrade y sea de utilidad.
La primera
es exponer los chakras a vibraciones energéticas que se aproximen a las
frecuencias con las que vibra de forma natural un chakra sin bloqueos y que
funcione armónicamente. Estas vibraciones energéticas podemos encontrarlas, por
ejemplo, en los colores luminosos puros, en las piedras preciosas, en los
sonidos y en los aceites esenciales, y también en los elementos y en las
múltiples formas de manifestación de la naturaleza.
Tan
pronto como a nuestros chakras afluyen frecuencias que son más elevadas y más
puras que las que corresponden a su estado actual, comienzan a vibrar con mayor
rapidez, y las frecuencias más lentas de los bloqueos se van disolviendo
progresivamente. Los centros energéticos pueden absorber nuevas energías vitales
y retransmitirlas sin obstáculos a los cuerpos no materiales. Es como si, a
través de nuestro sistema energético, soplara una fresca brisa. El prana que
afluye carga el cuerpo etérico que, a su vez, transmite la energía al cuerpo
físico. También fluye hasta dentro del cuerpo emocional y del cuerpo mental,
donde también comienzan a disolverse los bloqueos, puesto que sus vibraciones
son más lentas que las de la energía que fluye a su interior. Finalmente, el
pulso de la energía vital afecta a los nadis de todo el sistema energético, y
el cuerpo, el espíritu y el alma comienzan a vibrar de forma más elevada, y a
irradiar salud y alegría.
Cuando
en este proceso de purificación y clarificación se liberan las energías
estancadas, sus contenidos aparecen una vez más en nuestra conciencia. Con ello
podemos vivir de nuevo las mismas sensaciones que causaron el bloqueo: nuestras
angustias, nuestra ira y nuestro dolor. Las enfermedades corporales pueden aflorar
por última vez antes de ser totalmente limpiadas. Durante estos procesos
probablemente nos sintamos más intranquilos, excitados o incluso muy cansados.
Tan pronto como las energías tienen el camino expedito, retornan a nosotros una
profunda alegría, serenidad y claridad.
Sin
embargo, muchas personas no tienen el valor de atravesar los necesarios
procesos de clarificación. A menudo, sencillamente, no tienen conocimiento de
ellos, y las experiencias que se presentan las interpretan como un paso atrás en
su evolución. De hecho, los bloqueos de nuestro sistema energético sólo se
purifican en la medida en que, desde nuestra evolución completa, estamos
dispuestos a mirar a la cara a la parte indeseada y reprimida de nosotros
mismos, y a redimirla mediante nuestro amor.
El segundo
camino para desbloquear y armonizar nuestros chakras, radica en la activación directa
y de la purificación de los mismos, pero al mismo tiempo es en sí misma una
posibilidad independiente de armonizar nuestro sistema energético interno y
liberarlo de bloqueos. Esta vía es la actitud interior de la aceptación
incondicional, que lleva a una distensión completa. Distensión supone lo
opuesto, el remedio contra la tensión, contra la contracción y contra el
bloqueo. Mientras rechacemos consciente o inconscientemente cualquier ámbito de
nosotros mismos, mientras nos enjuiciemos a nosotros mismos, y, por ende,
condenemos y rechacemos partes de nosotros mismos, se mantendrá una tensión que
impide la distensión completa y, por lo tanto, la disolución de los bloqueos.
Todos
nos hemos encontrado más de una vez con personas que dicen que no pueden
relajarse. Esas personas necesitan permanentemente distracción o actividad,
incluso en su tiempo libre o en vacaciones, y cuando alguna vez no hacen nada
siempre queda el diálogo interior. Tan pronto como alcanzan la paz externamente
sienten una intranquilidad interior. En estas personas el mecanismo de auto-sanación
es tan activo que los bloqueos comienzan a disolverse de inmediato tan pronto
como se instaura algo de tranquilidad en el sistema energético. Sin embargo,
como las personas afectadas no comprenden este mecanismo, huyen una y otra vez
a la actividad, reprimiendo así el procesamiento y la depuración de las
energías bloqueadas.
Otras
personas se encapsulan en su cuerpo mental para eludir la confrontación con los
contenidos en su cuerpo emocional. Para estas personas, todas las vivencias
transcurren a través del entendimiento. Analizan, interpretan y categorizan,
pero nunca se meten en una experiencia con todo su ser. También a veces nos
encontramos con personas que han intentado forzar la apertura de los chakras practicando
de forma desproporcionada y sin ser guiados por nadie, por ejemplo,
determinados ejercicios de Kundalini yoga, y acaban inundados de los contenidos
inconscientes del chakra correspondiente. Del intento de rechazar estos
contenidos pueden surgir a veces bloqueos más profundos. Tampoco es raro que
suceda que alguien que ha iniciado un camino espiritual solo active sus chakras
superiores y mantenga inconscientemente los bloqueos de los chakras inferiores,
puesto que no quiere identificarse con los contenidos que se liberan.
Una
persona de este tipo puede ser que tenga acceso a maravillosas vivencias
procedentes de los ámbitos de sus chakras superiores y, sin embargo, puede
sentir profundamente en su interior una carencia o un vacío. La alegría
incondicional, el sentimiento de alegría vital completa y de seguridad en la
vida sólo pueden surgir si todos los chakras están uniformemente abiertos y sus
frecuencias vibran en el plano más alto posible. No obstante, la actitud de
aceptación incondicional exige mucha honradez y valor. Honradez significa en
este contexto la disposición de vernos con todas nuestras debilidades y
negatividad, y no tal como nos gustaría vernos. Valor es la disposición de
aceptar lo observado. Es el valor de decir sí a todo sin excluir nada.
Hemos
asumido en nosotros los juicios de nuestros padres para asegurarnos su amor.
Hemos reprimido determinadas emociones y deseos nuestros para satisfacer las
expectativas de la sociedad, de un grupo o de una imagen de nosotros mismos.
Abandonar esto significa orientarnos interiormente y de forma absoluta hacia nosotros,
y perder el amor y el reconocimiento de los demás. Pero es únicamente el acto
del rechazo, de la negación, el que permite que las energías nuestras adopten
manifestaciones negativas. Las emociones reprimidas solo se convierten en
«malas» porque las rechazamos, en lugar de afrontarlas con amor y comprensión.
Cuanto más violentamente sean rechazadas, tanto «peores» y mortificantes serán,
hasta que en algún momento las liberemos de su cárcel mediante nuestro amor.
Detrás
de todo estímulo sentimental está, en último término, el ansia de reconquistar
el estado original paradisíaco de la unidad. Sin embargo, tan pronto como nos
adaptamos a la visión predominante del mundo y sólo aceptamos como real el
plano externo de la realidad que puede percibirse a través de nuestros sentidos
físicos y de la comprensión racional, este deseo de comunión, de unificación
con la vida, se convierte en una voluntad de poseer. Nuestra ansia de poseer
una persona, una posición, amor y reconocimiento y bienes materiales, sin
embargo, se ve decepcionada una y otra vez, o a la larga no se satisface según
lo esperado, puesto que tal satisfacción solo puede alcanzarse mediante una
unión interior.
Por
miedo a una nueva decepción reprimimos nuestras energías: nuestro sistema
energético se bloquea. Las energías que afluyen posteriormente son
distorsionadas por el bloqueo y se manifiestan como emociones negativas, que a
su vez tratamos, una vez más, de reprimir y retener para no perder la simpatía
de nuestros congéneres. Podemos interrumpir este círculo si dedicamos toda
nuestra atención a nuestras emociones. En ese mismo momento comienzan a
transformarse pues, finalmente, reconocemos que son sencillamente energías que
han surgido del ansia de unidad, y que fueron bloqueadas en su manifestación
original. Ahora se convierten en una fuerza que nos ayuda a continuar en el
camino hacia la totalidad.
Existe
una analogía sencilla que puede aclarar estas relaciones. Si tienes miedo o sientes
rechazo por una persona y la rehúyes, nunca la conocerás en todo su ser al
completo. Si, por el contrario, le dedicas tu atención y le haces sentir tu
incondicional amor, irá abriéndose a ti paulatinamente. Conocerás que tras sus
comportamientos negativos, que tú has condenado, no hay otra cosa que el ansia
de satisfacción decepcionada. Tu comprensión le ayudará a recorrer el camino
hacia una satisfacción real. En esta analogía, a tus emociones le ocurren lo mismo
que a esa persona.
La
actitud de la aceptación sin prejuicios se corresponde con la postura de
nuestro yo superior. Al asumirla de manera consciente, nos abrimos al plano de
vibraciones del guía interior que hay en nosotros y le encomendamos la misión
de guiarnos a una existencia sana e integral completa. Él yo superior es esa
parte del alma que nos une con la existencia divina. Es ilimitado en el espacio
y en el tiempo. Por ello tiene acceso en todo momento al conocimiento integral
que afecta tanto a la vida en el universo como a nuestra vida personal. Si nos
confiamos a su guía, nos conducirá por la vía más recta y directa hacia la
unidad interior, y los bloqueos existentes en nuestro sistema energético se
disolverán de la forma más suave posible.
Si
comprendemos estas relaciones, podremos hacer que las formas de terapia
descritas en este libro tengan una efectividad óptima. Admite siempre todas las
experiencias que aparecen durante la realización de una terapia, incluso (y más
si cabe) cuando aparecen en un momento desagradable o negativo; dedícales tu atención
neutral y tu amor y entrégales interiormente la fuerza curativa de tu yo
superior.
Casi
cualquier tipo de meditación ayudará en la disolución de bloqueos o
desequilibrios energéticos siempre que la realicemos a consciencia y por un
espacio de tiempo prolongado, ya que lo que se busca en este proceso es
desbloquear y armonizar, pero también mantener ese frágil equilibrio.
En el
tipo de meditación que elijas, tus pensamientos y sentimientos no sean
enjuiciados y rechazados, sino integrados como parte del necesario proceso de
depuración. Incluso en las formas más eficaces y naturales de meditación puede
suceder que, debido al hábito, se cuele siempre algún juicio. Hasta las
experiencias que resultan de la disolución de los bloqueos a menudo pueden reprimirse
inconscientemente, puesto que se han sentido como desagradables. Esto puede
hacer perder la imparcialidad, y la eficacia de la meditación se resentirá.
Tan
pronto como hayas aprendido a amarte y a aceptarte enteramente, tal como eres,
irradiarás estas vibraciones a través de tu aura, y atraerás las experiencias y
vivencias correspondientes en el mundo exterior. Esto significa que sólo
entonces ganarás realmente el amor y el reconocimiento de los demás, cuya
pérdida tal vez habías temido anteriormente. Comienzan a valorarte tal como
eres en tu auténtica esencia y te admiran por tu auténtico valor de ser tú
mismo. El amor y la comunión auténticas sólo son posibles bajo esta premisa.
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