Es más que probable que alguna vez, una mayoría de nosotros nos hayamos preguntado por qué decidimos encarnar en la vibración inferior de la tercera dimensión que se ha acabado convirtiendo en un verdadero caos.
Parecía todo
tan fácil antes de encarnar cuando aún estábamos en el otro lado junto a la
Fuente. Nos veíamos capaces de abarcar millones de contratos álmicos porque todos nos parecían
tan fáciles de lograr… En presencia de Dios todo parece mucho más sencillo de
lo que es realmente. Pero al final, acabamos escuchando a la Fuente y terminamos
firmando miles de contratos que nos parecieron totalmente alcanzables en esta
vida.
Algunos de
estos contratos álmicos involucraban a personas que solo conoceríamos por un
breve periodo de tiempo después de encarnar, pero de alguna manera, acabarían cambiando
nuestra vida o nosotros cambiaríamos la suya. Nos ayudaron a regresar a nuestro
camino de iluminación, o viceversa. Si bien es posible que nunca conozcamos
personalmente a estas personas, seguro fuimos mejores amigos al regresar junto
a Dios.
También es
probable que en alguna ocasión hayamos visto a alguien por primera vez y hayamos
tenido al momento la sensación de que ya conocíamos a esa persona. Lo más
probable es que hayamos coincidido con ella en nuestro regreso a la Fuente antes
de encarnar en esta realidad tridimensional. Y es entonces cuando surge la gran
pregunta: Por qué decidimos encarnar en este mundo caótico?
Muchas
veces es solo para pagar deudas kármicas que deben ser procesadas y resueltas.
Por ejemplo, si nuestros padres nos golpearon cuando éramos niños, es muy
posible que nosotros fuéramos quienes golpeamos a nuestros padres en una vida
anterior. Esto nos da la oportunidad no sólo de poner fin a este ciclo de
karma, sino también de perdonar a todos los involucrados, incluidos nosotros mismos.
El truco
consiste en observar situaciones dolorosas y preguntarse: "¿Por qué me
pasó esto a mí?". Puede que no nos guste la respuesta pero muchas veces, aunque
no siempre, invitamos a estas situaciones a nuestras vidas actuales para
abordar cuestiones kármicas no resueltas de vidas pasadas.
Cada uno
de nosotros hemos querido encarnar en este momento para ser parte del Gran
Despertar y del Cambio de Conciencia. Estamos en un momento en el que nuestro
planeta está completando un ciclo de 26.000 años llamado precesión de los
equinoccios. También nos encontramos al final de un ciclo mayor, en el que
nuestro sistema solar ha completado su evolución alrededor de su propio sol en
Sirio. Y por supuesto, nos dijimos a nosotros mismos: "¡No hay manera de
que podamos perdernos esto!". Además olvidamos, muy oportunamente, cómo era
experimentar la dualidad y la polaridad. Y al final, todo este gran lio de vida
ha resultado ser una experiencia increíble llena de abundantes oportunidades
para nuestro crecimiento espiritual.
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