Las metas y el propósito no son sinónimos. Las metas son logros más específicos y finitos que sirven a un propósito final.
Por
ejemplo, uno de tus propósitos de vida más amplios podría ser empoderar a otros
para que cuiden mejor del medio ambiente. Una meta que te ayudaría a cumplir
este propósito podría ser tan ambiciosa como organizar una campaña vecinal para
limpiar el parque local, o tan simple como enseñarle a tu hijo o sobrino a
apagar la luz cuando sale de la habitación.
Metas auténticas
Es mucho
más fácil lograr nuestras metas si son inherentemente gratificantes, en lugar
de estar impulsadas por el dinero o basadas en las expectativas de los demás. Las
metas auténticas satisfacen nuestras necesidades y nos brindan poderosos
beneficios emocionales, incluyendo una sensación de logro, orgullo y felicidad.
Identificar las metas auténticas
Las metas
auténticas deben ser…
Armoniosas.
Establecer
metas para tu vida funciona mejor si están integradas entre sí y sirven a un
propósito más amplio. Por ejemplo, tendrás más éxito en lograr tu meta de
viajar al extranjero si también apuntas a ahorrar dinero. Las metas que entran
en conflicto entre sí te frustrarán y te causarán estrés.
Orientadas a la estrategia.
La ciencia
dice que cuando trabajamos para lograr algo como por ejemplo crear mejores
relaciones con los demás, tenemos muchas más posibilidades de cumplirlo que
cuando trabajamos en contra de ello, por ejemplo, evitando conflictos con los
demás. Escribe tus metas. ¿Tienen una redacción orientada a la estrategia?
Centradas en una actividad.
Alcanzar
metas relacionadas con una actividad, como aprender una tarea específica,
cumplir una fecha límite o crear algo tangible, puede ayudar a generar
sentimientos de logro y progreso, que te animarán a seguir en la dirección a la
que te diriges.
Pregúntate a ti mismo
Reflexiona
sobre tu vocación. ¿Cuáles son algunas metas auténticas que podrías lograr en
el próximo año y que te ayudarían a cumplir tu propósito? ¿Los próximos cinco
años? ¿Toda tu vida? Escríbelas utilizando detalles y plazos específicos.
Crea un plan de visión de un año
Tu visión
es una imagen de tu forma de vida anticipada. Cuanto más claramente puedas
mantener esa imagen en tu mente, más probabilidades tendrás de lograrla.
Para
desarrollar una visión de un año, responde a las siguientes preguntas:
¿Cuál era
el problema, la pregunta o la prioridad más importante que enfrentaba hace un
año?
¿Cuál es
el problema, la pregunta o la prioridad más importante que enfrento ahora?
¿En qué se
diferencia más de lo que hace un año?
¿Cómo
definía y medía el éxito hace un año?
¿Cómo
defino y mido el éxito hoy?
Ahora,
imagina que estás en el futuro y ha pasado un año. Imagina tu día ideal. ¿Dónde
estás? ¿Con quién estás? ¿Qué estás haciendo que te brinda satisfacción? ¿Cómo
estás dando forma a tu espacio y tiempo para que surjan tus mejores cualidades?
Mi visión
de un año se ve así...
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