Yo soy...
Soy la expresión divina exactamente como yo soy, justamente aquí, justamente ahora.
Tú eres la expresión divina exactamente tal como eres, justamente aquí,
justamente ahora. Ello es la expresión divina, exactamente como ello es,
justamente aquí, justamente ahora. Nada, absolutamente nada, necesita ser
agregado ni quitado. Nada es más válido o sagrado que nada. No se necesita
cumplir ninguna condición. Lo infinito no está en alguna otra parte esperando
que nosotros nos hagamos dignos de ello.
Yo no
tengo que experimentar «la noche oscura del alma», ni la sumisión, ni ser
purificado, ni pasar por ningún tipo de cambio ni proceso. ¿Cómo puede el
ilusorio sí mismo separado practicar algo para revelar que es ilusorio?
Yo no
necesito ser serio, honesto, deshonesto, moral o inmoral, estético o grosero.
No hay ningún punto de referencia. La historia de la vida que aparentemente ha
acontecido es única y exactamente apropiada para cada despertar. Todo es justo
y como debe ser, justamente ahora. No porque sea un potencial para algo mejor,
sino simplemente porque todo eso es una expresión divina.
La
invitación a descubrir que no hay nadie que necesita la liberación es
constante. No hay ninguna necesidad de esperar momentos de transformación, de
buscar al no-hacedor, de felicidad permanente, de un estado sin ego o de una
mente tranquila. Ni siquiera tengo que esperar que descienda la gracia, pues yo
soy ya, tú eres ya, ello es ya la gracia permanente.
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