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martes, 13 de marzo de 2018

LA ALEGRIA – EL ESTADO DE SER MAS SUBLIME

Sabias palabras de Ramtha, uno de mis guías preferidos. Con Él comparto muchas de las enseñanzas que me son transmitidas a través de mis propios Guías y Maestros. Espero que os agrade.

"En un estado de alegría exuberante, estás en paz con todo lo que tú eres. Cuando gozas de la vida, no puedes sentirte rencoroso o inseguro, atemorizado, enfadado o carente de nada. En un estado de gozo estás satisfecho y completo, y la vida, la sabiduría y la creatividad fluyen como un poderoso río desde dentro de tu ser. En un estado de gozo, tu inspiración llega hasta lo más alto de la grandeza y lo más profundo del sentimiento.»

Ramtha.

En cada una de tus vidas en este plano, ¿cuál es tu propósito al estar aquí? A muchos se les educa para que piensen que deben ser una cierta entidad o ejercer una cierta profesión, y son escrupulosamente vigilados por la familia y la sociedad para asegurarse que se convierten en ello. Qué siniestro! Luego están aquellos que imaginan que han sido enviados aquí para ser grandes maestros, salvadores o sanadores de la humanidad. Qué noble! Y ciertamente muchos otros sienten que están aquí para recorrer penosamente un estrecho y sagrado camino hacia Dios, el cual ha sido cuidadosamente preparado. Qué aburrido!!

Nadie tiene un propósito cuando viene a este plano. El Padre no ha dado directrices ni a ti ni a nadie de cómo debería ser su vida, salvo una cosa. Y lo único que él desea para ti, proporciona lo esencial del ser. Y es que seas dichoso, sin importar lo que la dicha signifique para ti. Pues cuanto más feliz y dichoso seas dentro de tu precioso y divino ser, más cerca estarás de ser la semejanza de Dios y más en armonía con toda la vida.

Que seas feliz y alegre es el único deseo del Padre para ti. Y esto es, en verdad, el máximo valor emocional que existe. Es el mayor logro en la vida. Haber entendido la alegría y haberse convertido en ella es el único destino que Dios ha dado a toda la humanidad —cualquiera que sea el plano que habite o el entendimiento que haya alcanzado— porque cuando has regresado a un estado de gozo y felicidad, has regresado a un estado de Dios, ya que el Padre es alegría. Es un Ser que está alegre todo el tiempo.

El Padre te ha dado el poder de crear cualquier cosa que desees, desde lo más vil hasta lo más bello. Él se convertirá en todo aquello que desees que él sea en tu búsqueda por entender la alegría. ¿Y juzgará alguna vez tus acciones o la realización de tus deseos? No. Nunca. Ese es el amor de Padre a hijo, de fuerza vital a fuerza vital. Él quiere que hagas todo aquello que te haga feliz, alegre, pues ese es el único camino por el que llegarás a conocer al Padre y a ser como él es.

¿Qué es la alegría? La alegría es libertad de movimiento sin interrupción. Es libertad de expresión sin juicio. Es libertad de ser sin miedo o culpabilidad. La alegría es saber que creas la vida a tu manera. Es el sublime movimiento del Yo permitido. Eso es alegría.

¿Por qué es la alegría el estado de ser más sublime? Porque cuando estás en un estado de gozo, estás en el flujo de lo que Dios es. Y en ese flujo, no hay lugar para los celos, la furia, la amargura o la guerra. Es difícil odiar o asediar a otra persona, es difícil dañar a alguien cuando estás en un estado de gozo. Cuando estás feliz y lleno de gozo, amas al Dios que ves en todas las cosas.

En un estado de gozo exuberante, estás en paz con todo lo que tú eres. Cuando gozas de la vida, no puedes sentirte rencoroso o inseguro, atemorizado, enfadado o carente de nada. En un estado de gozo estás satisfecho y completo, y la vida la sabiduría y la creatividad fluyen como un poderoso río desde dentro de tu ser. En un estado de gozo tu inspiración llega hasta lo más alto de la grandeza y lo más profundo del sentimiento.

En un estado de gozo, la vida se convierte en el fervor e intensidad de amanecer cuando el cielo es del color rosa más hermoso, las nubes están teñidas de rojo fuego, y los pájaros cantan en los árboles. En la alegría de envejecer y vives para siempre, pues la vida ya no es una ardua tarea, sino una aventura maravillosa de la cual sólo quieres más. Cuando la alegría está presente, eres uno dentro de tu reino del Yo. En un estado como ése has encontrado la utopía.

¿Cómo consigues la alegría? Sabiendo que cada momento de tu vida te brinda la libertad y la oportunidad de expresar la alegría, si ése es tu deseo. Y sabiendo que no hay nada por lo que merezca la pena separarte de la felicidad, de la alegría y de Dios. Nada. Amándote a ti mismo completamente, intensamente, pues cuando lo haces estás amando a Dios.

No hay amor más sublime en la vida que el amor del Yo. No existe amor más grande, pues a partir del abrazo del Yo existe la libertad. Y esa libertad es de donde nace la alegría. Y gracias a ese nacimiento Dios es visto, conocido y abrazado. El amor más profundo, más grande y más significativo es el amor del Yo puro e inocente, la magnífica criatura que se sienta entre las paredes de la carne y que se mueve y contempla, crea, permite y es. Y cuando tú ames lo que eres, sin importar cómo seas, entonces conocerás esta magnífica esencia que yo amo, que se halla detrás de todos los rostros y dentro de todas las cosas. Entonces amarás como Dios ama. Así es fácil amar y perdonar. Así es fácil ver a Dios en toda la vida.

Cuando amas lo que eres no hay cosa inconquistable ni inalcanzable. Cuando realmente te amas a ti mismo, vives solamente en la luz de tu propia risa y viajas solamente por el camino de la alegría. Cuando estás enamorado de ti mismo, entonces, esa luz, esa fuerza unificada, esa felicidad, esa alegría, ese jubiloso estado de ser, se extiende a toda la humanidad. Cuando el amor abunda dentro de tu maravilloso ser, el mundo, con todos sus desagrados, se convierte en algo hermoso, la vida se llena de sentido y de alegría, y la alegría, a través de la exuberancia de tu ser, inspira y glorifica toda la vida Y declara la pureza de tu ser.

No hay mayor propósito en la vida que vivir por el amor y la realización del ser. Y eso sólo puede alcanzarse participando en esta vida y haciendo aquello que te produce felicidad, sin importar lo que sea. Pues, ¿quién va a decir que algo está mal o que es malo para ti? Dios nunca lo diría, pues él será cada dirección que tú tomes y el resultado de cada cosa que experimentes. Y no preguntes a otros lo que piensan. ¡Qué sabrán ellos de la felicidad cuando sus vidas han estado cargadas con las mismas limitaciones que han plagado la tuya!

El Padre impulsa la alegría hacia ti. Él siempre está ahí, esperando a que tú te abras para recibirla. Eso es lo que quiere decir «Pidan y se les dará». Es muy simple sentir alegría todo el tiempo. Sabe que eres digno de ella.

La alegría engendra alegría. Porque cuando aceptas la alegría que recibes, esa alegría realza la que vendrá en tus mañanas y te abre a un recibimiento mayor. Por ello es imperativo amarte a ti mismo cada momento, pues cuando lo haces, preparas el ritmo, si quieres, de los momentos que vendrán. Cuando vives solamente por el amor y la alegría del Yo —preguntándote siempre qué te hace feliz y haciendo entonces lo que te digan tus sentimientos, sea lo que sea— esos momentos de éxtasis y regocijo quedan grabados en el alma de tu ser, que creará incluso más instantes de felicidad y alegría en los momentos que vendrán.

Cuantos más momentos pases siendo feliz y lleno de alegría, amándote a ti mismo y permitiéndote ser, más cerca estarás de ser la fuerza-Dios de toda la vida. Si vives tu vida de tal forma que todo lo que persigues en la vida lo haces para hacerte feliz, vivirás tu vida hasta su máximo destino. Alcanzarás cosas milagrosas. Serás un ejemplo admirable del amor del Yo y de Dios. Experimentarás y entenderás la gran belleza y el maravilloso enigma que eres. Y he aquí que, en lo que se llama el análisis final, habrás visto la cara de Dios, al darte cuenta de que es la tuya propia. Entonces estarás listo para una nueva eternidad de experiencia vital, en un nuevo y mayor entendimiento.

Sabes, en mis tiempos los atlantes nos llamaban «seres desalmados». ¿Sabes cuál era nuestra búsqueda entonces? No era la de un «propósito», era encontrar un alma que según nos decían no poseíamos. Yo fui un bárbaro miserable y odiaba al hombre. Pero cuando descubrí lo que era la alegría y que yo era digno de sentirla, me convertí en la esencia que sostiene, alimenta y es toda la vida.
El único camino hacia el Padre es todo aquello que tú declares que es tu alegría. Ese es el único camino para llegar hasta él. Es el que te lleva de vuelta a casa, de vuelta a Dios.

* * *

Estudiante: ¿ES cierto que yo elegí volver en un cuerpo?
Ramtha: ¿Quién si no elegiría por ti?
Estudiante: Entonces, ¿puedes decirme por qué elegí este lugar y este tiempo para volver?
Ramtha: Para experimentar la vida en este tiempo y en este lugar.
Estudiante: Pero ¿hay algún propósito especial que vine a realizar y por eso elegí volver aquí?
Ramtha: El propósito especial, maestra, es el privilegio de experimentar la vida.
Estudiante: Entonces, ¿podría ser cualquier cosa?
Ramtha: Puede ser cualquier cosa. Pero no es ninguna cosa específica. Tú has vuelto aquí para experimentar la vida. Tú te elegiste a ti. ¿Y por qué no a ti? Tú elegiste este tiempo. ¿Y por qué no? Este es un tiempo maravilloso. La vida está floreciendo ahora, tú estás floreciendo ahora.

Sabes, vivir se ha convertido en una experiencia tan desapercibida y menospreciada, que todos buscan cualquier cosa que hacer menos vivir. Pero la primera y más importante razón de estar aquí es vivir. Lo más glorioso que se puede alcanzar en esta vida, maestra, es vivirla. ¿No es eso una verdad? ¿Qué sería un gran rey si primero no tuviera la vida para convertirse en rey? Ser rey no fue su propósito. Lo hizo simplemente porque decidió que eso sería algo maravilloso que hacer. Lo más importante fue que él vivió hasta el punto en que pudo convertirse en rey.

Tu mayor logro en la vida será vivirla. Esto es, quizás, no precisamente el entendimiento que tú esperabas oír, pero yo te aseguro, maestra, que cuando estés cerca de la muerte apreciarás esta respuesta.

Todos piensan que deben tener una razón por la cual existir. «Maestro, me dicen— ¿cuál es mi destino aquí, mi propósito en esta vida? Sé que hay una razón por la que debo estar aquí». Entonces yo les digo: «La vida» Y ellos se quedan muy perplejos e infelices, pues esperaban oír un relato muy elaborado en el cual ellos ascenderían hasta lo alto de una montaña y serían cubiertos de oro, pájaros cantando sobre sus cabezas, y que serían la salvación de la humanidad.

Tu propósito, maestra, es simplemente vivir. Cualquier cosa que hagas a partir de ahí será una extensión de tu belleza y una contribución a la expansión global de la vida. Cuando te des cuenta de que vivir es lo más importante que así es como se van acumulando «puntos», y que estás aquí porque así lo deseas —tú quieres estar aquí, dentro de tu propio ser encontraste un lugar placentero para volver— entonces, todo lo demás será entendido.
Todos vienen a esta existencia porque quieren vivir y expresarse aquí.

Esa es la prioridad de toda la humanidad. Esa es la prioridad del Padre que vive dentro de ti. Lo que ocurre a partir de ahí no tiene que ser nada específico, simplemente ser todo lo que puedas en cada momento de la vida. Esto se llama «creación». Y eso es a lo que tú estás destinada, porque el Dios dentro de ti te empuja a crear.

Tú no estás aquí por ningún otro destino sino vivir, y hacer en cada momento de la vida lo que el Yo creativo —el alma— te impulse a hacer. A partir de ahí, cualquier cosa es posible dentro de los reinos de la creación. Puedes crear reinos y vidas indescriptibles. Puedes realizarte a ti misma, puedes convertirte en todo lo que desees convertirte cuando te hayas permitido a ti misma esa libertad explícita. Y una vez descubras que mereces experimentarlo todo, puedes proyectar tu luz hacia cualquier culminación que te complazca, en cualquier momento que desees.

¿Sabes por qué algunas de las entidades más iluminadas sobre tu plano son vagabundos viviendo en el «vagamundo»? Porque viven en el momento y hacen sólo lo que necesitan hacer para vivir y siguen hacia el próximo lugar. De este modo, han estado en muchos lugares, han visto y hecho muchas cosas y han conocido a muchas entidades. Por eso han cosechado un gran conocimiento y entendimiento del espíritu humano desde muchas direcciones. Ellos están muy iluminados en su estado, y muy felices, pues se han dado a sí mismos la libertad de ir y venir a su antojo. Y tú me dices: «Pero, maestro, ellos no tienen un propósito.» Su propósito es vivir en el momento y juguetear haciendo algo nuevo y aventurero cada vez que se les antoja.

Esta vida, maestra, no fue creada para ser una prisión. Fue diseñada como una plataforma para la creatividad y la expresión, colorida y desafiante, donde tú pudieras tener muchos intervalos y aventuras, pero siempre porque te traen gozo.

Estudiante: Pero Ramtha, siempre, desde pequeña, he tenido la sensación de que quiero irme de aquí, que éste no es mi hogar, que hay algún otro lugar.
Ramtha: Hay otro lugar. La vida es continua en muchos niveles diferentes y en muchos lugares. Eso es una verdad. Pero yo te diré otra verdad: si realmente no quisieras estar aquí, no habrías vuelto. La fuerza vital de tu ser está aquí para experimentar esta vida, y así aprender y obtener felicidad de ella. ¿Acaso crees ser una entidad superior que vino aquí sólo para encontrar que este es un lugar miserable donde vivir? Una entidad superior encuentra la felicidad allí donde esté.

Cuando los tiempos sobre este plano se vuelven difíciles, es bueno, quizás, pensar en ir a otros lugares, pues eso hace la vida aquí un poco más soportable. Pero a la larga, nos damos cuenta de que cualquier lugar donde estemos, lo hacemos como elijamos: bueno o malo, feliz o infeliz, excitante o mundano. Son sólo nuestras actitudes y nuestros juicios lo que determina nuestras experiencias en la vida.

Este es un maravilloso lugar del cual formar parte. El Padre florece aquí como florece en todas partes, ya que él está en todas partes. Cuando aprendas eso, maestra, serás una mujer sabia. Una mayor virtud que saber que hay otro lugar, es tomar esta vida y hacerla lo más grandiosa que puedas, experimentando cada parte de esta vida y amándola. Entonces estás llena de esta vida. Y cuando dejes este plano, no tendrás que regresar, ya que no habrá nada aquí que necesites experimentar.

Aquellos que vienen aquí con una sola y pequeña dirección, y permanecen en esa dirección porque es socialmente aceptable, a la hora de la muerte sufren de agonía y remordimiento porque deberían haber hecho esto o aquello, deberían haber amado a éste y haberse casado con aquél. Todos esos «debería» los harán regresar aquí para experimentar todos los «ahora puedo», hasta que se llenen de todo eso. Entonces ya nunca van a volver.

Estudiante: Entonces yo volví porque tenía un «debería», y no sé qué es.
Ramtha: Maestra, es vivir. Si eso es demasiado simple para entender, entonces crea para ti misma una razón por la cual vivir y síguela, de corazón. Pero cuando la hayas satisfecho, ¿por qué vivirás entonces? Otra razón, y otra y otra y otra.
Estudiante: Entonces, ¿no hay cosa en particular por la que yo haya vuelto, algo que tampoco pueda cumplir esta vez?
Ramtha: Mi querida maestra, la sabiduría es emoción acumulada. Eso es lo que hace a cada entidad diferente de todas las demás que vienen a este plano. Tú no experimentarás las cosas que ya has experimentado y entendido, pues no tendrás el deseo de hacerlo. Las cosas que aún tienes que entender las aventuras que guardan la promesa de realización y sabiduría, siempre te tentarán, te intrigarán, y te desconcertarán. Si simplemente te permites ser, y escuchas los impulsos dentro de tu ser, los sentimientos dentro de ti, siempre estarás experimentando lo que más necesites para así extender tu maravilloso Yo hacia una mayor sabiduría y alegría perpetua.

Ahora, maestra, déjame darte este entendimiento para quizás ayudarte en tu perplejidad: si necesitas una razón de ser, deja que esa razón sea la única cosa que estará contigo a través de la eternidad y que se llama «el amor del Yo». El amor hacia ti misma sobrevivirá en la eternidad, mientras que el propósito de ser esto o aquello será cumplido en esta vida sólo para ser reemplazado por otro. ¿Cuál es la única cosa que estará siempre contigo? Todo aquello que al añadirse a ti te extienda hacia una mayor sabiduría y a un amor más profundo por ti misma, y eso es hacer cualquier cosa que te permita ser lo máximo que puedas ser ante tus propios ojos, los más discriminadores que existen. Eso durará para siempre. Tú, maestra, eres el propósito en la vida. Cuando cada uno esté por encima de pensar que debe hacer esto o aquello, o que su destino es éste o aquél y se enfoque en el asunto de ser, vivir explícitamente en el momento, todos encontrarán una felicidad y una libertad mayor de las que nunca han conocido, una liberación hacia la vida y cómo ésta debería vivirse verdaderamente. Ese es tu propósito: SER!!

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